Dudas sobre seguridad ponen en riesgo la reapertura de plantas nucleares en Japón
La reactivación de las primeras centrales nucleares en Japón tras la catástrofe de marzo pasado parece cada vez más lejana, después de que el municipio de Genkai haya retirado su apoyo a reabrir sus reactores en medio del debate sobre la seguridad.
Los reactores de Genkai (suroeste de Japón), paralizados desde invierno por una inspección rutinaria, iban a ser los primeros en ponerse en marcha tras el terremoto y el tsunami del 11 de marzo y el grave accidente nuclear de Fukushima.
Con apenas 7.000 habitantes y una actividad sísmica relativamente baja, el Ayuntamiento de Genkai había dado el lunes luz verde a la activación de ambos reactores, pero el jueves echó marcha atrás en medio de una creciente desconfianza hacia la política nuclear del Gobierno de Naoto Kan.
Esa decisión ensombrece la posibilidad de que este pequeño pueblo abra el camino a la reactivación de los otros 34 reactores detenidos en Japón, un país con 54 reactores que obtiene casi un tercio de su energía de la fisión nuclear.
Las autoridades municipales de Genkai no dieron las razones de su cambio de idea, pero lo hicieron un día después de que el Ejecutivo anunciase pruebas en todas las centrales del archipiélago para comprobar su resistencia ante eventuales catástrofes.
El anuncio lo hizo el ministro japonés de Industria, Banri Kaieda, quien solo unos días antes había garantizado ante el alcalde de Genkai que todas las centrales nucleares niponas eran seguras e insistido en la necesidad de reabrirlas cuanto antes.
Por el momento no se ha informado de los detalles de esas pruebas ni de cuándo se llevarán a cabo, ni se ha especificado si serán obligatorias antes de reactivar los reactores parados, en un anuncio que tomó por sorpresa a las autoridades locales.
El gobernador de la provincia de Saga (donde se encuentra Genkai), Yasushi Furukawa, tachó la postura del Gobierno de «inconsistente» ya que mientras el ministro de Industria presiona para reactivar las plantas, el primer ministro, Naoto Kan, apuesta por la prudencia y las energías alternativas.
Furukawa, cuya autorización también es necesaria para reactivar los reactores de Genkai, pidió una política nuclear más clara y dejó claro que, si son necesarias pruebas de resistencia, por el momento los reactores situados en su provincia no se reactivarán.
Muchas de las unidades nucleares paralizadas en Japón lo estaban ya antes de la catástrofe de marzo por inspecciones rutinarias a las que obliga la legislación nipona.
Tras el tsunami ninguna de ellas reanudó sus operaciones, ante la desconfianza de la población por lo ocurrido en la central de Fukushima.
Las dudas sobre cuándo se reactivarán han calado en las empresas energéticas, que el jueves sufrían fuertes descensos en Bolsa, y en la industria, obligada a afrontar un verano de escasez energética que le ha llevado a aplicar medidas de ahorro, como el cierre de fábricas entre semana para evitar los picos de demanda.
Pese a los movimientos antinucleares que han proliferado en Japón tras el accidente de Fukushima, el diario Yomiuri, el de mayor tirada en el país, subrayaba en su editorial la importancia de reactivar Genkai para allanar el terreno a la normalización del resto de las centrales.
«Si no se hace nada, los 54 reactores nucleares del país serán cerrados en menos de un año, por inspecciones (obligatorias por ley) u otras razones, y el 30 por ciento del suministro energético se perderá», señala el rotativo.
También responsabiliza a Naoto Kan de la «creciente ansiedad pública» sobre la seguridad de las plantas nucleares por ordenar repentinamente en mayo el cierre de la de Hamaoka, considerada una de las más peligrosas de Japón. (EFE)
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