Su libro “Un geek en Japón” fue presentado en Tokio
Después de casi ocho años en Japón, el español Héctor García, uno de los encargados del desarrollo de Twitter y Linkedin en ese país, se ha convertido en un fenómeno social en internet y ahora acaba de presentar en Tokio su libro «Un geek en Japón».
Amante de la fotografía, de escribir historias y reconocido experto en la Red, García (Calpe, 1981) dedica buena parte de su tiempo a compartir con el mundo su faceta de «geek», un término que define, en su caso, como la «curiosidad infinita» por comprender y entender todo lo referido a Japón.
La pantalla del ordenador es la ventana desde la que narra todas las curiosidades del país, a través de un «ecosistema» digital formado por su premiado blog (www.kirainet.com), de los diez más leídos de España con más de un millón de visitas mensuales, y sus perfiles en redes sociales.
Este ingeniero informático ha sabido completar su faceta virtual con su libro «Un geek en Japón», publicado en España en 2008, traducido a cinco idiomas y presentado esta semana en inglés en Tokio, su ciudad de acogida y principal escenario de la obra.
En entrevista con Efe, García explicó que el libro, fruto de años de aprendizaje y de las anotaciones de su blog, sirve para conocer los lugares más interesantes de Japón pero se centra más en las notas culturales.
«Esas cosas que te llaman la atención por la calle y no comprendes», detalla, antes de especificar que se trata de un libro lleno de curiosidades idóneo para quienes busquen «un complemento a una guía».
Pese a haberse hecho famoso por su bitácora en internet antes que por su libro, el escritor alicantino considera que «la moda de los blogs ya se ha pasado» y ha sido sustituida por las redes sociales.
Ahora, añade, lo que prima es la inmediatez, «leer un titular, ver una foto y saltar a otra cosa», ya que «los seres humanos tenemos ansia de consumir información» y, dice, eso se convierte en algo «adictivo».
Reconoce que él aterrizó en Japón «a ciegas», sin conocer prácticamente el idioma, en un momento en que internet era muy lento y todo lo que conocía del país era través de las películas. «Cualquier cosa me llamaba la atención» y eso lo hacía «muy emocionante», recuerda.
Entre las experiencias que este treintañero ha vivido en Japón se encuentra la del devastador terremoto del pasado marzo, que afrontó desde la planta once de su oficina en Tokio y que un día después ya había relatado con detalle en su blog.
Para Héctor García, «la mentalidad de los japoneses» cambió con el desastre, del que destaca una imagen que se le ha quedado grabada: la de la gente en un «pánico silencioso» que, aún días después del terremoto, recorría cabizbaja las calles abarrotadas de la ciudad, en una estampa «un poco apocalíptica».
«En otro país hubiera sido un caos total», opina el bloguero, a quien sorprendió el carácter solidario de los japoneses y el altruismo de muchas empresas que se lanzaron a ayudar a los afectados.
También recuerda que mientras la Bolsa se hundía, el uso de internet se disparaba pero los portales, «para no ser oportunistas», sustituyeron la publicidad por «banners» de ayuda a las víctimas.
Confiesa que Japón no le deja nunca de sorprender y que, después de haber trabajado en múltiples empresas, ha encontrado su lugar en la industria de internet, concretamente en el departamento de tecnología de la empresa encargada del desarrollo de las redes sociales Twitter y Linkedin.
No obstante, ignora dónde acabará porque en Japón, dice, es muy común que las grandes empresas cambien de sector cuando ven que han tocado techo.
Y lo ilustra con el caso de Nintendo, un grupo que comenzó como fabricante de naipes, se metió luego en el negocio de los hoteles que alquilaban habitaciones por horas e incluso tanteó el sector de los taxis, antes de terminar en su exitosa posición actual en el mundo de los videojuegos.
Asegura que Asia es el futuro pero también el presente, al tiempo que recomienda visitar el continente y en concreto Japón, uno de los países «más interesantes» que, aunque al inicio «dé un poco de miedo», especialmente por el idioma, considera fácil de visitar.
«No conozco a nadie al que le haya decepcionado», concluye. (Javier Picazo/EFE)
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