Por Jorge Barraza*
Uno es el técnico más ganador de la historia del fútbol (quizás nunca sea igualado…) El otro es el creador de la más bella maquinaria de juego que se haya podido ver en este deporte. Los unen las mismas palabras: éxito, liderazgo. El sábado 28 volverán a enfrentarse en la final de la Liga de Campeones de Europa.
Sir Alex Ferguson, escocés a punto de recibirse de septuagenario, es Comendador del Imperio Británico. Josep Guardiola, de flamantes cuarenta, es Caballero de la Orden… del Fútbol. Lo dignificó como centromedio de clase e inteligencia, lo vivificó en su reciente llegada a la dirección técnica.
La final europea del 28 de mayo en Wembley verá frente a frente no sólo a los dos clubes más triunfadores de las últimas dos décadas, a Rooney contra Messi, a los dos medios futbolísticos que monopolizan la atención planetaria, también a dos estrategas que encabezan el ránking de su oficio. Si todos los hinchas llevamos un técnico adentro, Guardiola y Ferguson representan el Himalaya en la conducción de un equipo de fútbol. Lo curioso es que el británico ha alcanzado ese pico en 37 años de trayectoria, el catalán en minúsculos 4.
Cuando se estrechen la mano antes del juego, Ferguson habrá acumulado 47 títulos de campeón, entre ellos 12 ligas inglesas y 2 coronas de Europa con Manchester United. Guardiola, 3 campeonatos de España (los 3 que disputó en su brevísima carrera), una Copa de Europa, un Mundial de Clubes. El currículum de ambos es apabullante, aunque no representa lo mejor de cada uno. El de Glasgow tiene todas las proezas posibles en el fútbol, como la de ir perdiendo la final de Europa ante el Bayern Munich 1 a 0 hasta el minuto 91 y darlo vuelta 2-1 a los 93. ¡A un equipo alemán! ¡Al Bayern de Khan, Mattheus, Effenberg…! Los dos goles fueron obra de Sheringham y Solskjaer, a quienes Ferguson había hecho entrar unos minutos antes para revitalizar el ataque.
¡Qué suerte la de los parciales del United, tener hace 25 años a Ferguson…! Eso equivale a ser campeón o, como mínimo, subcampeón dos o tres veces por año. Rarísima vez sus equipos bajan del segundo puesto en la Liga o de semifinales en las copas. ¿En qué basa sus conquistas? Extraordinario reclutador de jugadores, fantástico motivador, sus equipos reflejan su carácter fuerte, son físicamente impecables, es prácticamente el inventor del recambio (arma fundamental para poder afrontar con suceso cada año tres o cuatro torneos a la vez). Y, acaso las únicas coincidencias estilísticas con Guardiola: atacar sin pausas y darle prioridad absoluta a la protección de la pelota, a cuidarla y entregarla segura. Quien rifa la bola arriesga el partido.
Guardiola hizo sus pinitos en el Barcelona “B” y en su primer torneo lo llevó al título en Tercera División. Inmediatamente lo elevaron al primer equipo y ganó las tres Ligas en serie con fútbol de ballet y números de noqueador: 87 victorias totales, 17 empates y apenas 8 derrotas en 3 años (ninguna ante el Madrid). Para algunos despistados, la Liga Española es un torneo de risa en el que sólo juegan dos, pero hete aquí que el otro es el Real Madrid, un plantel hipermillonario y un club superagresivo en su búsqueda de la corona. Para asegurarse cada título, el Barsa tiene que rondar los 90 o 95 puntos, si no, lo pierde. Esto no sucede en ningún otro país del mundo.
No obstante, su mérito mayor es haber diseñado este Santos de Pelé modelo 2008-2011. La diferencia con aquél es que el tim brasileño fue producto de la naturaleza. No hubo un hacedor de aquella maravillosa escola do futebol. El destino junto a Dorval, Mengalvio, Coutinho, Pelé y Pepe. Y atrás, a Zito, Lima, Mauro… Era otra época, los entrenadores apenas incidían en el juego, decidían los jugadores. El técnico de aquel Santos fue Luis Alonso Perez, Lula, que ni había sido futbolista ni se dedicaba a la profesión. Era taxista de la ciudad de Santos y, como pasatiempo, entrenaba cuadritos infantiles. Un día se marchó el jefe del equipo y lo pusieron como interino. Se quedó quince años. El mérito de Lula era mantener la armonía en el vestuario, tener felices a aquellos cracks. Los que mandaban en el campo eran Zito y Pelé.
Guardiola recién está decolando como entrenador, pero ya ha puesto en ridículo a quienes inventaron la infeliz frase “prefiero jugar mal y ganar”. Él la dio vuelta: “prefiero jugar bien porque adoro ganar”. Y lo logra. Tiene dos porcentajes que ni Ferguson podría exhibir: ha ganado alrededor del 80 por ciento de los partidos que dirigió (con 14% de empates y 6% de derrotas) y ha logrado una posesión de balón que oscila en 70%.
Realmente, asusta. Tanto que, enfrentándolo en el propio Bernabeu, Mourinho plantó un Real Madrid ultradefensivo que se paró los 90 minutos en su propio campo.
Ambos son líderes, enérgico Sir Alex, persuasivo Pep. De estilo avasallante el primero, aplastante por juego el segundo. Hace dos años se enfrentaron también en la final de la Champions y ganó el Barsa de Guardiola. Su juego parece tan sencillo… Sin embargo, obliga a todos sus colegas a auténticas ingenierías tácticas para encontrar la fórmula de como anularlo. Lo ha anticipado muy bien el mismo Ferguson: “Tendremos que estudiar muy bien como anular el juego de Messi, Iniesta y Xavi”.
Uno de los dos engarzará una perla más a su inigualable collar. Seremos privilegiados testigos.
*Ex articulista de El Grafico y director de la revista Conmebol, (a) International Press.
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