El temor a la radiación y las malas condiciones laborales ahuyentan a la gente
La planta nuclear Daiichi de Fukushima seguramente es el último sitio al que una persona querría ir a trabajar.
Al 3 de mayo había 1.312 trabajadores en la dañada central, muchos de ellos pertenecientes a subcontratistas de Tepco, informó Asahi Shimbun.
Un elevado número de empleados están preocupados por los peligros de la alta radiación a la que están expuestos y por las pobres condiciones en las que luchan por estabilizar la situación en la planta.
De acuerdo con una empresa que abastece de trabajadores a la planta de Fukushima, se ha vuelto cada vez más difícil conseguir trabajadores.
Muchos de quienes acudieron a la planta inmediatamente después del 11 de marzo, ahora se niegan a regresar debido a las malas condiciones de trabajo.
El 24 de marzo, tres empleados fueron expuestos accidentalmente a altos niveles de radiación. Desde entonces, las familias de muchos trabajadores les han rogado que no acudan a la planta.
TEPCO anunció el 4 de mayo que tomará medidas para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, que incluyen no solo la comida, sino también la construcción de dormitorios temporales.
Un ejecutivo de otra empresa que trabaja para TEPCO dijo: «Inmediatamente después del accidente del 11 de marzo, algunos trabajadores se negaron a entrar en el recinto, por temor a los altos niveles de radiación, y se fueron a sus casas. Desde entonces, hemos dado una explicación detallada a todos los trabajadores contratados, y hemos obtenido su consentimiento (sobre los riesgos de la exposición). Pero sigue siendo difícil encontrar suficientes trabajadores».
De acuerdo con varios trabajadores, muchos lugares dentro de la central nuclear están llenos de escombros altamente radiactivos. “Donde sea que pasemos cerca de los escombros, suena la alarma de nuestros dosímetros portátiles”, reveló un empleado.
Otro dijo que debido a que los restos de los colapsados edificios están totalmente esparcidos no pueden evitar ser expuestos a la radiación.
El fuerte estrés provocado por el temor a la radiación está desarrollando en muchos trabajadores síntomas de enfermedades crónicas, como hiperventilación o latidos anormales del corazón.
Un trabajador contó con amargura: «Le pedí a mi empleador detalles de mi contrato de trabajo, incluyendo qué compensación se me pagará cuando esté expuesto a altos niveles de radiación, pero no he recibido respuesta. Actitudes como esa no deberían tenerse hacia personas que están trabajando tan duro en lugares tan peligrosos».
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