Un activo médico de 99 años anima a los ancianos a no tener miedo de los retos y plantearse objetivos a diez años vista, otros han iniciado una nueva vida profesional.
Un respetado médico de 99 años, una poetisa casi centenaria y hasta un actor porno septuagenario simbolizan en Japón la inquietud de aquellos que se resisten a jubilarse en la sociedad más envejecida del mundo.
Más de 29 millones de nipones han dejado atrás los 65 años, en los que fueron parte activa del «milagro económico» que sacó a Japón de la miseria la II Guerra Mundial y lo convirtió en una de las principales potencias económicas del planeta.
Para aquellos hombres el centro de su vida era la empresa, mientras la mayoría de las mujeres se ocupaba de la educación de los hijos, por lo que la jubilación era, más que un ansiado objetivo, un empujón que los apartaba del engranaje de la sociedad nipona.
Esa voluntad de contribuir a la sociedad ha hecho de Japón un muestrario de ancianos que han alcanzado el éxito profesional más cerca de los cien que de los 65 años, como es el caso de Shigeaki Hinohara, posiblemente el único médico del mundo que sigue en activo con 99 años.
Hinohara, uno de los médicos personales de la emperatriz Michiko, empezó a trabajar en 1941 en el departamento de medicina interna del Hospital Internacional San Luke de Tokio, donde desarrolló su carrera hasta que cumplió 86 años, en 1998.
Ese año recortó su jornada laboral para dedicar más tiempo a dar conferencias y escribir: es autor de cerca de 120 libros, entre ellos «Ikikata jozu» («Saber vivir»), una guía para una vida sana y larga que ha vendido más de 1,2 millones de copias.
Hinohara es además creador del llamado «Nuevo movimiento de ancianos», que promueve hábitos saludables entre los mayores y los anima a no tener miedo de los retos y plantearse objetivos a diez años vista.
El nonagenario médico desayuna zumo mezclado con aceite de oliva, apenas duerme cinco horas al día, escribe un blog y tiene una agenda repleta de citas profesionales de aquí a los próximos tres años: la próxima, una conferencia en Honolulu (Hawai) este febrero.
Otro de los casos más conocidos en Japón es el de Toyo Shibata, una activa escritora que, a punto de cumplir cien años, ha saltado a las portadas gracias a su antología de poemas «Kujikenaide» («No desesperes»), un «best seller» con más de 1,5 millones de copias editadas en 2010.
Shibata se adentró en la escritura a la respetable edad de 90 años, cuando empezó a sentirse «envejecida» y su hijo le recomendó que plasmara sus sensaciones en poesía, explicó a Efe una portavoz de la casa editorial Asuka Shinsha, responsable de la publicación.
En sus poemas, esta anciana que fue ama de casa buena parte de su vida anima a sus lectores -muchos de ellos mayores de 60 años, según la editorial- a seguir soñando, y planea publicar su segundo libro el 26 de junio, cuando cumplirá cien años.
También hay mayores en otras profesiones menos habituales, como la de Shigeo Tokuda, el nombre artístico de un agente de viajes que al jubilarse, hace quince años, decidió emprender una nueva carrera en la industria pornográfica.
Tokuda, de 76 años, se ha convertido en una estrella del cine porno en Japón con más de 250 películas, aunque en muchas de ellas solo figura como extra, como él mismo reconoce.
Este veterano actor se resiste a divulgar su nombre real porque sus familiares desconocen los detalles de su trabajo y, simplemente, están contentos de que siga en activo, afirma.
No obstante, el más veterano en el mundo cinematográfico de Japón es el director Kaneto Shindo. Con 98 años y 45 películas este director se resiste a despedirse del celuloide nipón, pese a que el año pasado afirmó que pronto se retiraría.
Y es que el amor por el trabajo es una constante entre los mayores en Japón, uno de los países más longevos del planeta y donde, para algunos, a los 60 años -la edad mínima requerida para la jubilación- la vida profesional no ha hecho más que empezar. (Maribel Izcue/EFE)
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