Las fábricas se mudan de Japón

Por Takaharu Hayashi (*)

Últimamente las fábricas de Japón se están trasladando a otros países y se está produciendo un gran “hueco” en la industria japonesa. Esta tendencia se origina en el alto valor añadido con que cuenta la industria de los vehículos. El campo de trabajo es amplio porque un carro tiene muchos autopartes y se necesita muchos trabajadores. Por eso, cualquier país emergente quiere fabricarlos en su país y esos países invitan a fabricantes japoneses a instalar sus plantas mostrando que el sueldo de los trabajadores sale más económico que en Japón. Además, la industria automotriz es el sostén del desarrollo económico para muchos países en vía de desarrollo.

Esta corriente ha ocurrido varias veces en la historia. La industria textil se desarrolló bastante en Inglaterra tras la Revolución Industrial del siglo XVIII, cuando la artesanía y la manufactura se convirtieron en la producción moderna, pero después se mudó a EEUU, luego a Japón y posteriormente a otros países.


Las empresas japonesas se esfuerzan en bajar el costo haciendo la mudanza de fábricas al exterior y tercerizando los trabajos dentro de Japón, desde las labores menos importantes y no calificadas. De esta manera, los empleados fijos de Toyota Motor ganan 8,6 millones de yenes al año, mientras los trabajadores en sus fábricas subcontratadas ganan 3,2 millones de yenes al año. Además los trabajadores extranjeros tienen ingresos anuales de 2 millones de yenes calculando 1.200 yenes por hora por 1.700 horas al año. Existe una gran diferencia.

El 2 de agosto el diario Chunichi publicó un artículo sensacional que dice que en Japón hay 6,4 millones de trabajadores en estado de pobreza. Sumando a las personas que reciben la Ayuda de Subsistencia (Seikatsu Hogo) que incluye a 2.200.000 familias en total, las personas discapacitadas, los ancianos y los extranjeros con muy bajos ingresos, casi uno de cada cinco personas en Japón trabaja pero apenas puede cubrir sus necesidades básicas. Diría que estas personas serían las víctimas de la sociedad. Además, los inmigrantes trabajan de manera irregular y con contrato indirecto y se dedican a trabajos no calificados. Es necesario tomar medidas de urgencia para estas personas aumentando los cursos técnicos. Si no, la pobreza será heredada por la siguiente generación como una reacción en cadena.

El actual mercado laboral de la industria automotriz en Japón se reduce cada vez más y no tiene capacidad de absorber a trabajadores mayores de 50 años. Se prevé que el índice de desempleo entre extranjeros mayores de 45 años alcanzaría al 30 ó el 40 por ciento y el índice bajaría al 5 por ciento entre 20 y 39 años. A partir de los 40 años aumenta drásticamente el número de personas sin empleo. La verdad es que se necesitan más cursos técnicos para solventarlo y lo que está claro es que los trabajadores que cuentan sólo con la fuerza física no tienen futuro.


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