
La Asociación de la Exposición Internacional de Japón (Banpaku Kyokai) ha anunciado un balance de ingresos operativos que proyecta un superávit de entre 23.000 y 28.000 millones de yenes (150-190 millones de dólares) para la Expo Osaka-Kansai. Este superávit, impulsado por la venta de entradas y los ingresos por licencias de productos de la mascota Myaku-Myaku, supera los 12.900 millones de yenes de beneficio de la Expo de Aichi 2005.
Sin embargo, el aparente éxito financiero del evento contrasta con la gigantesca inversión de fondos públicos y las pérdidas reportadas por algunas empresas expositoras.
EL VERDADERO COSTO DEL EVENTO
A pesar del superávit operativo, el costo total del evento es significativamente mayor. El Gobierno Central, la Prefectura y la Ciudad de Osaka han revelado que los gastos directos ascienden a 311.600 millones de yenes (aproximadamente 2.080 millones de dólares).
El desglose incluye la construcción del recinto, donde el Gobierno y las autoridades de Osaka contribuyeron con hasta 78.300 millones de yenes cada uno, destinados a pabellones y a la Gran Anillo.
Además, el Gobierno central destinó 98.500 millones de yenes a la construcción del pabellón de Japón y, crucialmente, a los gastos de seguridad. El subsecretario general de la Banpaku Kyokai, Heihachirō Ono (Ono Heihachirō), señaló que este gasto de 25.500 millones de yenes «casi compensa» el superávit operativo, relativizando el beneficio neto.
Las autoridades de Osaka también invirtieron 56.500 millones de yenes en proyectos como el Pabellón de Atención Sanitaria.
PROYECCIONES FUTURAS Y COSTOS INDIRECTOS
Más allá de los costos directos, el Gobierno ha estimado inversiones relacionadas con los objetivos de la Expo. Se proyectan unos 3.6 billones de yenes en políticas para realizar la «visión de la sociedad futura» (incluyendo vehículos voladores) y 10.2 billones de yenes en infraestructura.
La Oficina para la Promoción de la Exposición del Gabinete aclaró que estas cifras son globales e incluyen proyectos que se habrían realizado de todos modos, como la construcción de autopistas, y que «no son una cifra exacta» del costo total real de la Expo.
PÉRDIDAS Y RELACIONES PÚBLICAS
El sector empresarial japonés también asumió una carga financiera considerable, que se estima superó la del sector público. Además de su parte en los costes de construcción, las más de 220 empresas patrocinadoras de los pabellones temáticos contribuyeron con al menos 36.600 millones de yenes.
A esto se suma la compra empresarial de 7 millones de entradas anticipadas, lo que representa cientos de miles de millones de yenes. Empresas como Panasonic, Mitsubishi y Sumitomo Group también costearon la construcción de sus propios pabellones.
El Grupo Pasona (Pasona Gurūpu), una de las grandes expositoras, registró una pérdida neta por primera vez en ocho años en su ejercicio fiscal que finalizó en mayo de 2025, debido a los 4.800 millones de yenes en gastos relacionados con la Expo.
A pesar de la pérdida contable, el presidente de Pasona, Hirotaka Wakamoto (Wakamoto Hirotaka), defendió la inversión, alegando un valor en relaciones públicas superior a 2.700 millones de yenes y la creación de unos 1,000 empleos. «Aunque tuvimos pérdidas, la exposición nos permitió establecer lazos con personas y empresas, lo cual fue positivo», afirmó.
UN ÉXITO EMOCIONAL Y POLÍTICO
El lado emotivo de la Expo culminó el 13 de octubre con el Desfile de Banderas, donde banderas de 158 países ondearon en el recinto de Konohana-ku, Osaka. La concurrencia fue masiva. Sawako Yamaji (52) de Toyonaka, una visitante asidua, se emocionó hasta las lágrimas: «Me entristece mucho saber que esto se acaba».
El Primer Ministro Shigeru Ishiba (Ishiba Shigeru), quien asistió a la clausura, calificó la Expo como un «gran éxito» que «superó las voces negativas» y la vio como un «nuevo comienzo para Japón». Ishiba, que cultivó la «Diplomacia de la Expo» con cerca de 50 líderes mundiales (incluido Donald Trump), concluyó satisfecho al ver que la asistencia superó las cifras de Aichi 2005.
EL LEGADO MÁS ALLÁ DE LOS NÚMEROS
El Gobierno estima un impacto económico de 2,9 billones de yenes por el consumo y la inversión en construcción derivados de los 28,2 millones de visitantes.
Sin embargo, Hideyuki Araki (Araki Hideyuki), investigador del Instituto de Investigación Resona, advierte: «Si puede o no convertirse en el motor de un desarrollo a medio y largo plazo para Kansai dependerá de la capacidad de implementar en la sociedad las tecnologías y servicios [como la Inteligencia Artificial] que se mostraron con el fervor de la Expo».
Araki concluye: «Si se logra conectar esto con la solución de problemas como la escasez de mano de obra, se generará un efecto económico sostenido que superará con creces el de la celebración de seis meses». (RI/AG/IP/)
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