La reciente negociación arancelaria entre Estados Unidos y Japón, que redujo los gravámenes sobre automóviles japoneses, ha generado críticas desde la industria automotriz estadounidense. El Consejo de Política Comercial Automotriz de Estados Unidos (AAPC), que agrupa a Ford, General Motors y Stellantis (matriz de Chrysler), expresó su preocupación el 23 de julio tras conocerse los términos preliminares del acuerdo.
Matt Blunt, presidente de la AAPC, señaló que aún deben analizarse los detalles, pero advirtió: “Cualquier acuerdo que imponga a los automóviles importados desde Japón —que prácticamente no contienen piezas fabricadas en Estados Unidos— aranceles más bajos que los aplicados a vehículos producidos en Norteamérica con componentes estadounidenses sería un acuerdo perjudicial para nuestra industria y para los trabajadores del sector”.
El organismo considera que un esquema de tarifas más favorables a las exportaciones japonesas afectaría la competitividad de la producción local y podría tener consecuencias directas en el empleo, en un contexto en el que las cadenas de suministro siguen recuperándose tras años de disrupciones.
El pacto entre Tokio y Washington, alcanzado el 22 de julio, estableció una rebaja significativa en los aranceles originalmente anunciados por la administración estadounidense, que iban a alcanzar el 25%.
Finalmente, se acordó que los gravámenes se reducirán a un 15%, mientras que Japón asumió compromisos de inversión en sectores estratégicos por 545.000 millones de dólares y más compra de arroz libre de impuestos hasta un tope mínimo establecido desde antes. (RI/AG/IP/)
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