El béisbol japonés se vistió de luto hoy 8 de junio con la ceremonia fúnebre de Shigeo Nagashima, una leyenda del deporte en Japón, fallecido el 3 de junio a los 89 años debido a una neumonía. La despedida se realizó en Tokio con la presencia de familiares, exjugadores, discípulos y figuras clave de su historia profesional, entre ellos Sadaharu Oh, Hideki Matsui, y más de 90 personas que formaron parte de su vida dentro y fuera del campo.
Durante la ceremonia, su hija menor Mina Nagashima, figura central del homenaje, ofreció un conmovedor discurso donde repasó los últimos años de su padre, marcados por una larga lucha tras un derrame cerebral sufrido en 2004.
“Desde entonces, durante 21 años, libró una batalla consigo mismo. Soportó tratamientos que, incluso viéndolos desde afuera, dolían. Hubo días en los que no podía comer ni hablar. Pero jamás se rindió. Enfrentó la enfermedad con la misma fuerza con la que enfrentó al béisbol», recordó.
Mina reveló que en sus últimos momentos, ya sin pulso ni presión, su corazón seguía emitiendo un débil pero insistente movimiento. “Le pregunté a la enfermera qué era eso, y me dijo: ‘Creo que el kantoku (entrenador) está intentando hacer latir su corazón con todas sus fuerzas’. Así era mi padre. Hasta el último segundo, luchó con todo lo que tenía”.
«ERA EL SOL EN CASA»
Con lágrimas, también destacó su rol como padre: “Era como un sol en nuestra casa. Grande, cálido y brillante. Su luz nos rodeaba todos los días”.
Mina también expresó su profunda gratitud al presidente del grupo Yomiuri Shimbun, Toshikazu Yamaguchi, quien estuvo presente junto a la familia antes y después del fallecimiento de Nagashima. “Gracias no alcanza para expresar todo lo que sentimos”, dijo.
También compartió una anécdota íntima: un pacto en broma con Matsui, llamado “el timo del nuevo entrenador”, en el que mantenían viva la ilusión de que Nagashima se convertiría en el próximo manager de los Giants, solo para animar a su padre a continuar con su rehabilitación. “Le decía: sigue así hasta los 100 años”, recordó con una sonrisa.
EL HOMENAJE DE SUS AMIGOS
El legendario Sadaharu Oh, su compañero en la mítica dupla “ON”, despidió a Nagashima diciendo: “Tú eras el niño saludable de Japón. Tu sola existencia era nuestro orgullo nacional”.
Hideki Matsui también rindió tributo a su mentor con estas palabras: “Nunca podré escapar de Shigeo Nagashima. Y eso me hace feliz”.
El altar incluyó reliquias como su uniforme y el bate con el que conectó el inolvidable jonrón durante el partido imperial de 1959 contra Hanshin. Alrededor de su ataúd estuvieron figuras como Tatsunori Hara, Tsuneo Horiuchi, Kiyoshi Nakahata, Suguru Egawa, Yoshinobu Takahashi, y su hijo mayor Kazushige Nagashima.
EL ADIÓS DE UN LUCHADOR INCANSABLE
Durante el velorio del 7 de junio, el féretro fue trasladado pasando frente al Tokyo Dome, actual sede de los Giants, y el antiguo Korakuen Stadium, donde Nagashima construyó su leyenda. En ese mismo día, el mánager de los Giants, Shinnosuke Abe, entregó a Mina la pelota del primer triunfo del equipo tras su muerte, conseguido en un partido contra Rakuten.
Pese a quedar con secuelas de parálisis en 2004, Nagashima siguió vinculado al béisbol. Participó en la ceremonia del Premio Nacional de Honor en 2013, apareció en estadios cuando su salud lo permitió y siguió los partidos por televisión, desde las grandes ligas hasta el béisbol escolar.
Su última aparición pública fue en marzo, en el Tokyo Dome, donde animó a Shohei Ohtani, de los Dodgers. Fue el adiós silencioso de un hombre que vivió para el béisbol hasta su último aliento.
Próximamente se realizará una ceremonia pública para que el pueblo japonés también pueda despedir a su ídolo. (RI/AG/IP/)
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