
El gobierno de Japón anunció su plan de duplicar la capacidad de refugios subterráneos a nivel nacional, con el objetivo de proteger hasta 10 millones de personas ante posibles ataques con misiles o bombardeos aéreos. La iniciativa responde a la creciente tensión geopolítica en Asia y forma parte de la nueva estrategia de seguridad nacional adoptada en 2022.
Actualmente, Japón cuenta con más de 58.000 refugios, la mayoría de ellos en superficie o con poca profundidad, pensados para proteger durante 1 a 2 horas. Aunque esa cifra supera el 140% de la población en términos de capacidad, solo 3.900 son subterráneos, lo que representa apenas el 7% del total. Estos últimos brindan una protección mucho más efectiva ante bombardeos, pero hoy cubren solo al 5% de la población.
4 MILLONES DE METROS CUADRADOS EN NUEVAS INSTALACIONES
Según la Secretaría del Gabinete, ya se identificaron 1.489 nuevos lugares aptos para convertir en refugios subterráneos. Con ello, se añadirían 4 millones de metros cuadrados a los 4,91 millones ya disponibles. Si se considera que cada persona necesita aproximadamente 0,825 m² para estancias cortas, esta expansión permitirá albergar más de 10 millones de personas, prácticamente el doble de la capacidad actual, que ronda los 6 millones.
El gobierno planea emitir nuevas directrices este mismo año fiscal, solicitando a los gobiernos locales que aceleren la identificación y adecuación de espacios.
NUEVOS REFUGIOS CERCA A TAIWÁN
Además de los refugios para estancias breves, Japón está construyendo refugios de dos semanas de duración, con reservas de alimentos y ubicados en edificios públicos. Algunos de estos nuevos refugios se están levantando en las islas Sakishima, cercanas a Taiwán, un punto geoestratégico que podría quedar expuesto ante un conflicto regional.
El primer ministro Shigeru Ishiba, impulsor de esta política incluso antes de llegar al cargo, sostiene que los refugios subterráneos actúan como una herramienta clave de disuasión por negación, al limitar el impacto potencial de ataques enemigos y reducir su efectividad.
La medida forma parte de una amplia estrategia defensiva, que incluye el fortalecimiento de capacidades militares, la ampliación del presupuesto de defensa y la mejora de los sistemas de evacuación civil. (RI/AG/IP/)
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