
El Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón anunció que a partir del año fiscal 2028 se implementará de forma anticipada en algunas regiones del país el uso de biocombustible mezclado con gasolina, como parte de su estrategia para reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO₂) del sector transporte, que representa aproximadamente el 20 % de las emisiones totales del país.
El combustible será una mezcla con hasta un 10 % de biocombustible producido a partir de recursos como maíz y caña de azúcar, y se suministrará inicialmente en regiones seleccionadas donde existan refinerías o centros de almacenamiento. La decisión busca evaluar con anticipación temas clave como la seguridad, calidad, logística y costos, antes de extender el programa a nivel nacional.
HACIA LA DESCARBONIZACIÓN DEL TRANSPORTE
La medida forma parte de un plan de acción que el gobierno presentará próximamente en una reunión de expertos. Ya en 2023, Japón había establecido como objetivo comenzar a suministrar este tipo de mezcla a nivel nacional a partir de 2030. Actualmente, alrededor del 40 % de los autos nuevos vendidos en Japón ya están preparados para utilizar esta mezcla de hasta 10 % de biocombustible.
La cartera ministerial explicó que el piloto de 2028 servirá para hacer ajustes técnicos, preparar la infraestructura necesaria —como la adecuación de estaciones de servicio— y garantizar una transición segura. Estos gastos serán respaldados financieramente por el gobierno. La iniciativa cuenta con el visto bueno de empresas petroleras y fabricantes de automóviles.
OBJETIVO: 20 % DE BIOCOMBUSTIBLE EN 2030
El gobierno japonés también contempla que, a partir de los primeros años de la década de 2030, todos los vehículos nuevos sean compatibles con una mezcla de hasta el 20 % de biocombustible, con el objetivo de lanzar su suministro generalizado en 2040.
Aunque el biocombustible emite CO₂ al quemarse, se considera una alternativa sostenible porque las plantas utilizadas como materia prima absorben CO₂ durante su crecimiento. Por ello, su impacto neto sobre el medioambiente es mucho menor en comparación con los combustibles fósiles.
TRAS LOS PASOS DE BRASIL Y EEUU
Japón planea importar biocombustible principalmente desde Brasil y Estados Unidos, países con amplia experiencia en el rubro. Sin embargo, la disponibilidad y el costo siguen siendo retos para lograr una adopción más amplia. Por ello, el gobierno trabaja en garantizar un suministro estable y en reducir los costos asociados.
A nivel mundial, países como Brasil, EEUU, Indonesia, Alemania y China, en ese orden de importancia, ya han implementado regulaciones que exigen el uso de una proporción mínima de biocombustibles en el transporte, lo que posiciona a Japón en la senda de un estándar internacional que promueve la sostenibilidad energética. (RI/AG/IP/)
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