Con una ceremonia cargada de simbolismo y solemnidad, el Papa León XIV inició oficialmente su ministerio petrino este domingo en la Plaza de San Pedro. Más de 150 delegaciones de todo el mundo, incluyendo jefes de Estado, miembros de la realeza, representantes de organismos internacionales y líderes religiosos, participaron en la Misa de inicio del pontificado del nuevo Obispo de Roma, Robert Francis Prevost.
Entre los asistentes estuvieron el presidente de Italia, Sergio Mattarella; la primera ministra Giorgia Meloni; y la presidenta del Perú, Dina Boluarte. También asistieron el vicepresidente de Estados Unidos, James David Vance, y el secretario de Estado Marco Rubio. A ellos se sumaron los presidentes de Ucrania, Israel, Líbano y Polonia, así como los reyes de España y Bélgica, el príncipe Alberto de Mónaco con su esposa Charlene, el príncipe Eduardo de Edimburgo, y las presidentas de la Comisión Europea y del Parlamento Europeo.
Previo a la ceremonia, León XIV recorrió en jeep los diferentes sectores de la Plaza de San Pedro para saludar a los miles de fieles congregados, en un gesto de cercanía que marcó el inicio de su pontificado.
Durante la liturgia, se celebró el rito de imposición del Palio y la entrega del Anillo del Pescador, dos de los símbolos más significativos del liderazgo papal. El cardenal Dominique Mamberti, de Francia, impuso el Palio; el cardenal congoleño Fridolin Ambongo Besungu elevó una oración por el nuevo pontífice; y el cardenal filipino Luis Antonio Tagle entregó el Anillo del Pescador.
Asimismo, participaron en el Rito de Obediencia los cardenales Frank Leo (Canadá), Jaime Spengler (Brasil) y John Ribat (Papúa Nueva Guinea). Junto a ellos, se unieron a este gesto simbólico de fidelidad el obispo del Callao, Monseñor Luis Alberto Barrera Pacheco, un sacerdote, un diácono, dos religiosas —entre ellas la hermana Oonah O’Shea—, el superior general de los jesuitas Arturo Sosa, una pareja de esposos y dos jóvenes.
Ecumenismo y diálogo interreligioso también estuvieron presentes, con la participación de delegaciones de iglesias cristianas y representantes de otras religiones. Tras la Misa, el Papa se dirigió al Altar de la Confesión para saludar a las delegaciones oficiales, cerrando una jornada que marca el inicio de una nueva etapa para la Iglesia Católica. (RI/AG/IP/)
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