Con el cierre de la Semana Dorada (Golden week) y la reanudación de las actividades habituales, especialistas advierten sobre un fenómeno que cada año cobra fuerza en Japón, la llamada «enfermedad de mayo» (五月病 go-gatsu byo). Aunque no figura como diagnóstico clínico, este término se emplea para describir una serie de síntomas físicos y psicológicos que aparecen principalmente tras los cambios experimentados al inicio del año fiscal y escolar en abril.
Muchas personas comienzan una nueva etapa en sus vidas en primavera: nuevos empleos, ingresos a universidades, mudanzas o traslados laborales. Sin embargo, esa adaptación, sumada al cambio en las rutinas, puede dar lugar a un desgaste emocional que se manifiesta con mayor claridad en mayo.
El doctor Ryuji Fukuhara, profesor de la División de Neuropsiquiatría del Hospital Universitario de Kagoshima, señala que esta condición no debe subestimarse. “Si los síntomas se ignoran, pueden derivar en trastornos como el de adaptación o incluso en depresión”, indica.
ENTRE LOS SÍNTOMAS MÁS COMUNES SE ENCUENTRAN:
-Falta de motivación o ánimo bajo
-Trastornos del sueño (insomnio o somnolencia excesiva)
-Cambios en el apetito (disminución o aumento)
-Fatiga constante y dificultad para concentrarse
-Dolor de estómago, cefalea u otras molestias físicas
Fukuhara explica que este cuadro afecta especialmente a personas con una fuerte autoexigencia, alto sentido de responsabilidad o tendencia al perfeccionismo. También es común en quienes tienen dificultades para compartir lo que sienten con los demás. “Son perfiles que asumen el estrés con seriedad y que tardan en reconocer señales de agotamiento mental”, advierte.
Las señales pueden pasar desapercibidas al principio: perder el interés en actividades que antes resultaban placenteras, sentirse nervioso sin motivo claro o llorar con facilidad. Ante estos cambios, el especialista recomienda prestar atención.
Como medidas de prevención y manejo, Fukuhara sugiere incorporar pequeñas rutinas que ayuden a liberar tensión, como caminar, tomar un café en un lugar agradable o dedicar tiempo a una afición. También recomienda mantener horarios regulares durante los días festivos y hablar con personas de confianza cuando se perciban señales de malestar.
“No es necesario exigirse más de la cuenta ni perseguir la perfección”, enfatiza Fukuhara. “Contar lo que uno siente ya es un primer paso para aliviar la carga emocional”.
El especialista concluye con una advertencia clara: si los síntomas se prolongan por más de dos semanas o interfieren con la vida diaria, es importante consultar con un profesional. La “enfermedad de mayo” puede ser el reflejo de una fatiga emocional acumulada que merece atención oportuna. (International Press)
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