Japón a punto de revolucionar la medicina con terapias que usan células madre

Personal de investigación en una unidad de la Universidad de Kioto

Japón se encuentra al borde de un avance médico histórico gracias a su ambiciosa inversión en terapias con células madre pluripotentes inducidas (iPS). Estas células, capaces de convertirse en casi cualquier tipo de tejido del cuerpo, están siendo probadas para tratar enfermedades complejas como la ceguera, la parálisis y el Parkinson. Tras casi dos décadas de investigación, los primeros ensayos clínicos están arrojando resultados prometedores.

Todo comenzó en 2006, cuando el científico Shinya Yamanaka descubrió que células adultas podían ser reprogramadas para comportarse como células madre embrionarias. Este hallazgo le valió el Premio Nobel en 2012 y colocó a Japón a la vanguardia de la medicina regenerativa.


Desde entonces, el gobierno japonés ha invertido más de 110 mil millones de yenes (unos 760 millones de dólares) en investigación y desarrollo. Gracias a regulaciones que permiten la aprobación acelerada de nuevos tratamientos, Japón podría convertirse en el primer país del mundo en autorizar terapias basadas en iPS.

RETINA, CEREBRO Y MÉDULA ESPINAL

La oftalmóloga Masayo Takahashi fue la primera en el mundo en trasplantar células iPS a un paciente con degeneración macular en 2014. El tratamiento evitó el avance de la ceguera durante más de una década. Hoy su empresa Vision Care desarrolla versiones más accesibles del procedimiento, usando células de donantes compatibles y tecnologías menos invasivas, como microincisiones o robots autónomos para preparar los injertos celulares.


 

El doctor Jun Takahashi

En paralelo, su esposo, el neurocirujano Jun Takahashi, lideró un ensayo clínico desde 2018 para tratar el Parkinson. Siete pacientes recibieron entre 5 y 10 millones de células dopaminérgicas derivadas de iPS. Dos años después, al menos cuatro reportaron mejoras notables, incluyendo mayor independencia motora, y esta semana, tras siete años de trabajo, el tratamiento ha logrado probar su eficacia y seguridad para casos en su etapa inicial.

Por su parte, el científico Hideyuki Okano, de la Universidad de Keio, aplicó células iPS en personas con lesiones medulares. Uno de los pacientes, paralizado previamente, logró volver a ponerse de pie por sí solo y comenzar un proceso de rehabilitación motora.


LOS ÉXITOS SE TOMAN CON CAUTELA

A pesar del entusiasmo, aún quedan desafíos. Las terapias siguen siendo costosas y requieren más estudios a gran escala que validen su eficacia. Además, el proceso de aprobación rápida ha generado preocupación sobre la carga económica que podría recaer en el sistema público de salud.


Algunos tratamientos aprobados condicionalmente en años anteriores han sido retirados por falta de resultados clínicos sólidos. Por eso, expertos como Hiroshi Kawaguchi advierten sobre los riesgos de avanzar sin datos concluyentes.

Empresas como Sumitomo Pharma han construido plantas especializadas en Osaka para producir células iPS en masa. Mientras tanto, Vision Care apuesta por una línea de producción automatizada que puede generar células para 800 tratamientos en solo cuatro meses.

Japón está construyendo el futuro de la medicina célula a célula. Aunque el camino no está libre de obstáculos, el país lidera una revolución que podría cambiar la forma en que el mundo enfrenta enfermedades hasta ahora incurables. (RI/International Press)


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