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Una hoja de papel adherida al refrigerador contiene un mensaje que hoy duele con una intensidad insoportable cuando televisión japonesa la muestra en un reportaje. Es una carta que un niño escribió a su madre en su «Ceremonia de la mitad de la infancia», un evento escolar japonés en el que los niños de diez años expresan sus sentimientos hacia sus padres.
«Gracias por darme la vida. A partir de ahora, cuidaré de mi propia vida», decía el mensaje. Cinco años después, el niño que prometió valorarla se quitó la vida.
El 17 de febrero de 2022, un estudiante de secundaria de Osaka, acabó con su vida después de soportar un infierno de acoso escolar y cibernético. Su madre, quien había notado señales de maltrato en la escuela y había alertado a los profesores, jamás imaginó el nivel de crueldad al que su hijo estaba siendo sometido, informó MBS News.
Tras la tragedia, la madre decidió investigar el caso por su cuenta. Al revisar los datos recuperados de su teléfono, se encontró con una realidad devastadora: mensajes brutales, humillaciones constantes y amenazas que se extendieron hasta el último día de su vida.
«¿Por qué no te mueres?»
«Prueba a morirte»
«Eres molesto»
«¿No te has dado cuenta de lo que piensan todos de ti?»
«Te vamos a dar una paliza»
Estos eran solo algunos de los mensajes que su hijo recibió en Instagram y en un grupo de LINE. Los agresores lo atacaban tanto en persona como en redes sociales, en un acoso que nunca cesaba.
«NO SONREÍA COMO ANTES»
Desde el primer año de secundaria, el niño sufrió agresiones constantes. Al ingresar a la escuela Osaka Kadoma shi no Shiritsu Chugakko, en Osaka, se unió con entusiasmo al equipo de baloncesto. Sin embargo, con el tiempo, su madre notó que su hijo ya no sonreía como antes.
El acoso comenzó con burlas, comentarios hirientes en el grupo de LINE donde estaban prácticamente todos sus compañeros de clase. Su madre le preguntó en varias ocasiones por qué lo atacaban tanto, pero el niño siempre respondía lo mismo: «Ya está solucionado».
Pero no estaba solucionado. Con cada año, la violencia escalaba. Meses antes de su muerte, su madre le enviaba mensajes de apoyo: «No pasa nada si no vas a la escuela. No tienes que sentir vergüenza por eso», le dijo una vez.
Pero el 17 de febrero de 2022, tres días después de haber sido aceptado en una escuela secundaria privada, su hijo tomó la decisión final.
NO SE DETUVIERON NI CON SU MUERTE
Después de su fallecimiento, la madre obtuvo conversaciones de un grupo de chat donde los agresores comentaban su muerte con una frialdad espeluznante:
– «¿Por qué solo nos culpan a nosotros?»
– «No le dijimos nada en su cara, eso es peor?»
– «Todos hablan mal de él en privado, ¿no?»
Su madre no podía creer lo que estaba leyendo. «Esto no es solo acoso, es un asesinato. Lo hicieron por diversión, como si la vida de mi hijo no valiera nada», expresó con rabia y dolor.
EL CIBERACOSO ESCOLAR ES DELITO
En 2024, dos años después de su muerte, la tercera sala penal de Kadoma emitió un fallo sin precedentes:
– Reconoció que los mensajes de odio anónimos en redes sociales constituyen acoso escolar y son delito.
– Determinó que los insultos y humillaciones en grupos privados de LINE también cuentan como acoso, aunque la víctima nunca los haya leído.
– Este fallo fue considerado un gran avance en la lucha contra el ciberacoso.
Tras el reconocimiento oficial del acoso escolar por redes como delito, la madre decidió dar el siguiente paso: demandar a los agresores. El juicio civil contra los estudiantes implicados comenzó hoy 17 de febrero, exactamente tres años después de la tragedia.
«No quiero disculpas. Quiero que reconozcan lo que hicieron. Quiero que entiendan el daño irreparable que causaron», declaró la madre. (RI/AG/IP/)
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