Una mujer japonesa de 43 años fue asesinada en Budapest, y su ex marido, un ciudadano irlandés, ha sido detenido como principal sospechoso del crimen. La víctima había denunciado amenazas previas ante la policía local, pero sus advertencias fueron ignoradas.
El 29 de enero, un incendio se desató en un apartamento de la capital húngara, donde los servicios de emergencia encontraron el cuerpo sin vida de la mujer japonesa. Inicialmente, la policía trató el incidente como un caso de fuego accidental. Sin embargo, nuevas pruebas llevaron a un giro en la investigación.
Imágenes de cámaras de seguridad (ver vídeo) mostraron al exmarido de la víctima, de nacionalidad irlandesa, ingresando al edificio el día de los hechos con el rostro cubierto con un pasamontañas y un casco. Otras pruebas gráficas captaron al hombre volviendo al departamento con otra ropa. Estos indicios llevaron a la policía a cambiar su comprensión del caso y a arrestar al sospechoso el 3 de febrero bajo cargos de homicidio. Él ha negado los cargos.
Medios locales informaron que la víctima había acudido a la policía antes de su muerte para denunciar amenazas y acoso por parte de su expareja. A pesar de sus advertencias, las autoridades no tomaron medidas para protegerla, lo que ha generado fuertes críticas y protestas en Budapest.
El caso ha despertado un nuevo debate sobre la respuesta institucional ante la violencia de género en Hungría. Un grupo local de protección a las mujeres, que estaban al tanto de las denuncias de la japonesa, afirmó que en ese país la justicia no cuida a la víctima y que la policía casi no interviene en casos de violencia doméstica. Cuando el problema es entre extranjeros la respuesta de las autoridades húngaras es peor.
Tras su divorcio, la japonesa y el irlandés luchaban por la patria potestad de sus dos hijos y mientras se resolvía la disputa la justicia permitía al exesposo visitarlos varias veces a la semana. La mujer no había podido obtener un permiso para volver a Japón ellos, mientras que el hombre buscaba llevarse a los niños a otro país a donde se había mudado recientemente para trabajar. (RI/International Press)
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