El uso excesivo del smartphone se ha convertido en una preocupación creciente en la sociedad actual. Un reciente estudio realizado por SmartPhone PLUS en colaboración con la empresa NEXER revela que el 48,1% de los encuestados ha sentido algún grado de dependencia hacia su dispositivo móvil.
La encuesta, que recogió respuestas de 811 personas en Japón, preguntó sobre la percepción de la dependencia al smartphone y las razones detrás de esta sensación. Muchos de los encuestados admitieron que miran constantemente su teléfono sin una razón específica, lo llevan consigo incluso al baño o la ducha, y experimentan ansiedad cuando no lo tienen cerca.
Entre las respuestas destacan casos como el de una mujer de 20 años que confiesa no poder evitar revisar su teléfono antes de dormir o el testimonio de un hombre de 30 años que admite que se siente inquieto si no revisa sus mensajes con frecuencia. Además, el uso excesivo de aplicaciones como YouTube y redes sociales es una de las razones más comunes por las que las personas sienten dependencia.
INTENTOS POR LIMITAR SU USO
A pesar del alto porcentaje de personas que admitieron su dependencia, sólo el 18,5% ha establecido reglas para reducir su uso. Entre las estrategias mencionadas por los encuestados están la restricción de horarios, evitar usar el teléfono durante las comidas o al realizar tareas domésticas, y desconectar las notificaciones para reducir la tentación de revisarlo constantemente.
«Intento no usar el teléfono antes de dormir y en la hora del baño», comentó una mujer de 40 años. Otro encuestado de 30 años señaló que evita utilizar redes sociales con demasiada frecuencia para reducir su dependencia.
IMPACTO EN LA VIDA SOCIAL Y FAMILIAR
El estudio también indagó en la percepción de la dependencia en el entorno cercano. Un 41,9% de los encuestados indicó que conocen a alguien que podría estar excesivamente apegado a su smartphone. Entre los signos más comunes de esta dependencia se mencionan el uso constante del dispositivo durante conversaciones, la imposibilidad de concentrarse en otras actividades y la ansiedad generada por la falta del teléfono.
Algunos encuestados han confrontado a sus familiares o amigos sobre su adicción. «Lo mencioné porque el uso excesivo del teléfono estaba afectando nuestras conversaciones», explicó una mujer de 30 años. Sin embargo, otros prefieren no decir nada por temor a generar conflictos o porque consideran que cada persona tiene derecho a usar su teléfono libremente. (RI/International Press)
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