A partir de abril de este año, las pensiones en Japón experimentarán un aumento por tercer año consecutivo, siguiendo la tendencia de ajustes anuales vinculados a los cambios en los precios y los salarios. Sin embargo, este año el aumento será moderado, con una tasa de incremento del 1,9%. Esto responde a las medidas adoptadas para mantener la estabilidad a largo plazo de los beneficios, que buscan asegurar la viabilidad del sistema frente a la evolución de la economía.
El ajuste de las pensiones públicas se realiza anualmente, teniendo en cuenta la inflación y el crecimiento salarial. En este contexto, el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar de Japón informó que, en el último año, la tasa de inflación fue del 2,7%, mientras que el incremento salarial nominal durante los últimos tres años fue del 2,3%. A pesar de estos aumentos, el ajuste de las pensiones de este año se establece en un 1,9%, lo que está por debajo de la tasa de crecimiento de los salarios y los precios.
El sistema conocido como «deslizamiento macroeconómico» se ha implementado para asegurar el nivel de los beneficios futuros, lo que ha resultado en un aumento inferior al de los salarios. Este mecanismo ajusta las pensiones de manera que, aunque los incrementos siguen existiendo, se vean reducidos en comparación con el crecimiento económico general, con el fin de garantizar la sostenibilidad a largo plazo del sistema de pensiones.
En términos específicos, los beneficiarios de la pensión nacional, incluidos los trabajadores autónomos, verán un aumento de 1.308 yenes en su pensión mensual, alcanzando los 69.308 yenes. Por su parte, las pensiones del sistema de pensiones de empleados, que incluyen a trabajadores asalariados que han cotizado durante 40 años con un salario medio, experimentarán un incremento de 4.412 yenes, alcanzando los 232.784 yenes mensuales. (International Press)
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