El sueño es considerado una base fundamental para la salud física y mental. No resulta sorprendente, ya que incluso la privación de unas pocas horas de descanso puede causar somnolencia, confusión y alteraciones más profundas en el organismo.
Nancy Foldvary-Scheifer, experta de la Clínica Cleveland, ha detallado los efectos nocivos que tiene la falta de sueño en el cuerpo y las graves consecuencias que pueden derivarse de esta situación.
Dormir no es solo un momento de descanso, sino un proceso activo que beneficia a todos los órganos del cuerpo, incluido el cerebro. «Necesitamos dormir para restaurar nutrientes, eliminar toxinas y recargar energía para el día siguiente», señala Foldvary-Scheifer.
Incluso una privación de sueño de apenas una hora y media puede provocar repercusiones a corto plazo, como problemas de coordinación, debilidad del sistema inmunológico y dificultades cognitivas. A largo plazo, estas alteraciones pueden derivar en enfermedades crónicas.
CONSECUENCIAS DE LA FALTA DE SUEÑO
- Fatiga y baja energía
La sensación de agotamiento a mitad del día, acompañada de bostezos constantes y dificultad para concentrarse, es un signo claro de privación del sueño. Ni siquiera el café puede revertir este desgaste cuando el cuerpo no ha descansado lo suficiente durante la noche. - Problemas de coordinación y equilibrio
Dormir menos de siete horas puede afectar la marcha y el sentido del equilibrio, incrementando el riesgo de caídas y lesiones, especialmente entre niños y ancianos. - Déficit de memoria y problemas cognitivos
El descanso nocturno es crucial para consolidar recuerdos y aprender. Privarse de sueño afecta la memoria, ralentiza las reacciones y deteriora habilidades neurológicas básicas. - Deterioro físico y apariencia cansada
Los efectos de la falta de sueño son visibles en el rostro: ojeras, piel pálida, hinchazón ocular y aparición de arrugas debido al aumento de cortisol, la «hormona del estrés», que destruye el colágeno de la piel. - Debilitamiento del sistema inmunológico
La privación de sueño reduce la producción de citoquinas, proteínas clave para combatir infecciones, y puede hacer que el cuerpo sea más vulnerable a enfermedades. - Mayor riesgo cardiovascular
El sueño insuficiente contribuye a la hipertensión, arritmias y otros problemas que incrementan las probabilidades de desarrollar enfermedades del corazón.
AUMENTO DE PESO
A corto plazo, incluso unas cuantas noches sin dormir pueden provocar sensación de hambre, especialmente de dulces y snacks, afirma el doctor en ciencias médicas. La falta crónica de sueño se considera un factor de riesgo de aumento de peso y obesidad.
Esto se explica por el hecho de que la falta de descanso altera los niveles clave de hormonas en el cuerpo humano: grelina, que envía señales al cerebro sobre el hambre y la necesidad de refuerzo; leptina, que es liberada por el tejido adiposo para mantener un peso corporal normal durante mucho tiempo; cortisol, conocida como la «hormona del estrés».
ESTRÉS Y SALUD MENTAL
La falta de sueño y el estrés pueden provocar un círculo vicioso: una persona no duerme lo suficiente, lo que la pone nerviosa al día siguiente, y luego no puede dormir debido a la ansiedad.
Aquí es donde vuelve a entrar en juego el cortisol, cuyo exceso contribuye al aumento de peso, ansiedad, aumento de los signos de envejecimiento y mayor riesgo de enfermedades cardíacas.
En esta condición, también aumenta el riesgo de sufrir accidentes automovilísticos. Nancy Foldvary-Scheifer señala que conducir después de 20 horas sin dormir es como conducir con un contenido de alcohol en sangre del 0,08%. En Ucrania, la norma permitida para conducir es de 0,2 ppm. «Sin embargo, una buena noche de sueño reduce naturalmente el nivel de cortisol», afirma.
¿CUÁNTO TIEMPO DE SUEÑO SE NECESITA?
De acuerdo con la Fundación Nacional del Sueño de EEUU, las horas de sueño necesarias varían según la edad:
- Recién nacidos (0-3 meses): 14-17 horas.
- Bebés (4-24 meses): 11-14 horas.
- Niños pequeños (3-6 años): 10-13 horas.
- Niños mayores (7-13 años): 9-11 horas.
- Adolescentes (14-17 años): 8-10 horas.
- Adultos (18-64 años): 7-9 horas.
- Mayores de 65 años: 7-8 horas.
«El sueño es tan importante como una dieta equilibrada o el ejercicio físico. Dormir menos de siete horas por noche de forma regular puede llevar a una falta crónica de sueño, el origen más común de la fatiga en nuestra sociedad», concluyó Foldvary-Scheifer. (RI/AG/IP/)
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