En un ataque quirúrgico realizado el 18 de septiembre de 2024, las fuerzas ucranianas lograron destruir una instalación de almacenamiento de misiles y municiones del ejército ruso en Toropets, Óblast de Tver, profundizando la presión sobre las capacidades logísticas de Rusia. El objetivo, que albergaba misiles Iskander, Tochka-U, sistemas de defensa aérea y munición de artillería, sufrió explosiones secundarias masivas tras el impacto inicial de un dron ucraniano, según fuentes de la inteligencia militar de Ucrania citadas en un análisis del Instituto de Estudio de la Guerra (ISW).
El ataque, ejecutado por operadores de drones del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), la Dirección General de Inteligencia Militar (GUR) y las Fuerzas de Operaciones Especiales (SSO), afectó de manera significativa el almacén de misiles y artillería del Ministerio de Defensa ruso. El arsenal 107, donde se almacenaban sistemas de misiles tácticos Iskander y Tochka-U, así como municiones para los lanzadores múltiples de cohetes Grad y misiles de defensa aérea S-300 y S-400, quedó gravemente dañado. También se cree que en las instalaciones había misiles balísticos KN-23 de fabricación norcoreana.
Las imágenes satelitales y vídeos publicados el 18 de septiembre mostraban columnas de humo y explosiones a gran escala, lo que confirma la destrucción parcial del edificio. Aunque la mayoría de la instalación estaba oculta por el humo, la magnitud de los daños parece indicar un golpe significativo al stock de misiles y municiones de Rusia.
REACCIONES EN RUSIA
Tras el ataque, las autoridades rusas evacuaron temporalmente la zona afectada. Aunque afirmaron que los daños fueron causados por restos de un dron ucraniano derribado, los bloggers rusos, críticos habituales de la conducción militar del conflicto, apuntaron a una mala gestión de las instalaciones y criticaron su construcción deficiente. Estas voces han dirigido sus críticas hacia el exviceministro de Defensa ruso, el general Dmitri Bulgakov, quien fue arrestado previamente bajo acusaciones de corrupción, atribuyéndole la mala calidad en la construcción del depósito.
Además de las explosiones iniciales, las detonaciones secundarias fueron las que generaron mayores daños, lo que sugiere fallos en el manejo y almacenamiento seguro de las municiones en las instalaciones.
IMPACTO EN LAS OPERACIONES RUSAS
Este ataque no es un hecho aislado. A lo largo de 2024, Ucrania ha intensificado los ataques contra instalaciones logísticas rusas dentro del propio territorio ruso, en un intento de debilitar la capacidad de Rusia para lanzar ataques a larga distancia. Fuentes ucranianas sostienen que estos ataques están dificultando las operaciones rusas, especialmente en términos de logística y reabastecimiento de misiles y municiones.
El ataque en Toropets es solo el último de una serie de golpes asestados a los arsenales rusos, siguiendo un patrón que Ucrania ya había empleado con éxito en 2022 en Ucrania ocupada, cuando una serie de ataques con HIMARS forzó a Rusia a dispersar sus depósitos de municiones. Ahora, las fuerzas rusas podrían verse obligadas a adoptar una estrategia similar dentro de su propio territorio para mitigar el impacto de estos ataques continuos.
Este incidente subraya una vulnerabilidad en las capacidades logísticas rusas que Ucrania está explotando con su creciente capacidad de ataque a larga distancia. Aunque las restricciones sobre el uso de armas proporcionadas por Occidente han limitado los ataques en el pasado, el desarrollo de armamento propio por parte de Ucrania podría ampliar aún más su capacidad para golpear instalaciones clave dentro de Rusia, complicando las futuras ofensivas rusas en Ucrania. (RI/International Press)
