La prefectura de Ishikawa anunció que el número de edificios que necesitan ser demolidos tras el terremoto de la península de Noto ha aumentado en casi 10,000 respecto a las estimaciones iniciales, alcanzando un total de 32.410 predios, entre edificios y casas.
Con el objetivo de acelerar el proceso de demolición y retirada de escombros, las autoridades están promoviendo la opción de «autodemolición», un sistema donde los propietarios gestionan la contratación de empresas por su cuenta y los costos son reembolsados posteriormente por el gobierno local.
En febrero, la prefectura había estimado que se necesitarían demoler 22.499 edificios, basándose en fotografías aéreas que mostraban los daños. Sin embargo, a fecha del 19 de agosto, ya se han presentado 26.774 solicitudes de demolición, lo que ha obligado a revisar al alza las previsiones debido a una evaluación más precisa de los daños.
El gobierno local explicó que la demolición financiada con fondos públicos, en la que las autoridades contratan y supervisan las empresas de demolición, puede retrasarse debido a los procedimientos de selección de contratistas.
Hasta el 19 de agosto, solo se ha completado la demolición de 2.722 inmuebles, apenas un 10% de las solicitudes totales.
A pesar del aumento en el número de edificaciones a demoler, la prefectura mantiene su objetivo de completar las demoliciones para octubre del próximo año. Además, ha establecido una meta intermedia para diciembre de 2024, donde se espera haber demolido aproximadamente 12.000 edificios.
El gobernador Hiroshi Hase afirmó ayer en una rueda de prensa que el objetivo es alcanzable si los propietarios aceleran la demolición de sus inmuebles, y señaló que la prefectura tiene la intención de que aproximadamente el 30% de las demoliciones se realicen bajo este esquema.
Como resultado del aumento en el número de demoliciones, las estimaciones iniciales sobre la cantidad de residuos generados también han sido revisadas, pasando de los 2,44 millones de toneladas iniciales a 3,32 millones de toneladas, un incremento de 880.000 toneladas. ¿A dónde irá semejante cantidad de escombros? Es el problema planteado a partir de ahora. (RI/International Press)