En diciembre de 2022, una planta de energía solar sufrió el robo de unos 850 metros de cables de cobre valorizados en alrededor de 5,5 millones de yenes (35.000 dólares).
La compañía que la gestiona los sustituyó por otros cables que luego fueron robados.
En seis meses hubo seis robos en la planta.
Así las cosas, la empresa decidió tomar medidas de seguridad como la instalación de sensores que emiten una alerta cuando hay personas cerca.
Para ello tuvo hacer un desembolso inicial de 3 millones de yenes (19.000 dólares) y el mantenimiento cuesta varias decenas de miles de yenes cada mes.
Desde entonces no hay robos, revela Yomiuri Shimbun.
Un ejecutivo de la compañía lamenta no haber tomado medidas antes, considerando que los daños están cubiertos por un seguro.
El caso de la planta de Ibaraki no es excepcional.
El año pasado se reportaron 5.295 casos en siete prefecturas de la región de Kanto, 3,5 veces más que el año anterior.
Ibaraki (1.675), Tochigi (1.132) y Gunma (1.108) fueron las más afectadas.
Es probable que esto se deba a que en estas prefecturas hay grandes campos, lo que facilita la instalación de plantas de energía solar.
El aumento del precio del cobre incentiva a los ladrones.
En marzo de 2024, el cobre tenía un precio de 1,34 millones de yenes (8.700 dólares) por tonelada, casi el doble con respecto a cinco años atrás.
En muchas plantas de energía solar no hay personal y tienen pocas medidas de seguridad.
Los ladrones apuntan sobre todo a instalaciones sin cámaras de vigilancia ni guardias de seguridad.
En muchos casos, los delincuentes llegan a la planta en sus coches, cortan los cables de cobre con cuchillos, los meten en la parte trasera de los vehículos y huyen.
En 2023, la policía de Kanto arrestó a 42 personas por robar cables de cobre en instalaciones de energía solar.
El 30 % eran japoneses, mientras que el 60 % eran camboyanos.
También hubo vietnamitas, tailandeses, laosianos y chinos involucrados.
En el verano del año pasado, la policía de Ibaraki arrestó a cinco camboyanos que robaron cables de cobre alrededor de 80 veces por un valor total de 270 millones de yenes (1,75 millones de dólares).
Los ladrones se contactan a través de las redes sociales. (International Press)