Esta semana se inauguró la primera escuela de secundaria nocturna en la prefectura de Gunma.
Lo singular de este nuevo colegio en la ciudad de Isesaki es que el 80 % de sus 35 estudiantes (desde adolescentes hasta sexagenarios) son extranjeros, revela Mainichi Shimbun.
Entre los 28 extranjeros de 10 países, hay nueve de Brasil, cinco de Perú, cuatro de Filipinas, tres de China, etc. No solo viven en Isesaki, también en Ota y Maebashi, entre otras ciudades.
“Quiero estudiar aquí con todos ustedes y hacer amigos”, dijo Marina Uchida, de 24 años, en representación de los estudiantes, durante la ceremonia de apertura.
Marina abandonó la educación presencial cuando era una estudiante de secundaria. Se graduó en un colegio por correspondencia. Vivía recluida en su casa.
Comenzó a salir, poco a poco, hace cuatro años alentada por su padre. Lo hizo para intentar obtener una licencia de bicicleta motorizada. Lo consiguió, se sintió con más confianza y más adelante sacó un permiso para conducir.
Ahora ha decidido darse la oportunidad de volver a estudiar y tratará de hacer amigos.
La escuela Mirai Kyoso está abierta a residentes en la prefectura de 15 años o más y puede ser útil para extranjeros que no dominan el japonés o personas como Marina que no tuvieron la formación educativa que hubieran querido y desean volver a estudiar.
La escuela solo cobra alrededor de 10.000 yenes (65 dólares) al año por los materiales de aprendizaje.
La jornada escolar empieza a las 6 de la tarde y consta de cuatro clases de 40 minutos cada una de japonés, matemáticas y otros cursos. Hay intérpretes para ayudar a los extranjeros.
En la ceremonia, el alcalde de Isesaki, Yasuo Hiji, dirigió palabras de ánimo a los alumnos: “Cuando den el siguiente paso después de estudiar aquí, verán un mundo expandirse ante sus ojos. Muchos amigos están detrás de ustedes”.
También estuvo presente el gobernador de Gunma, Ichita Yamamoto.
En un japonés fácil de entender, Yumi Hirata, superintendenta de educación de la junta de educación de la prefectura, dijo: “Estoy muy feliz de crear la historia de la escuela con todos ustedes”.
Entre los tutores de los alumnos presentes en la ceremonia estaba una brasileña de 80 años, cuyo nieto se ha matriculado.
También un maliense de 40 años, cuyo sobrino es alumno. Lo curioso es que el hombre también ha decidido estudiar. “Puedo hablar japonés, pero no puedo leer ni escribir”, explicó.
Otro de los asistentes fue un japonés cuya esposa, una extranjera, es estudiante.
“Mi esposa no pudo aprender lo suficiente cuando era joven y estudió japonés mucho. Su objetivo es leer periódicos y comunicarse en el trabajo. Quiero apoyarla”, declaró a Mainichi. (International Press)
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