“Nunca pensé que terminaría así”: el 44 % de las ancianas solteras en Japón son pobres

 

El 44,1 % de las mujeres japonesas solteras de 65 años o más viven en la pobreza, según un estudio realizado por Aya Abe, profesora de la Universidad Metropolitana de Tokio que investiga temas de pobreza, revela Asahi Shimbun.


En el caso de los hombres solteros de 65 años o más, la tasa de pobreza es de 30 %, 14,1 puntos menos. La diferencia es significativa.

Abe dice que las normas sociales en Japón que asumen que los hombres sostienen a las mujeres han llevado a un sistema “que no considera a las mujeres que viven solas”.

Además, la atención sobre la pobreza de las mujeres a menudo se centra en las
jóvenes y las madres solteras, añade Abe, que tomó como base para su estudio los resultados de una investigación sobre condiciones de vida elaborada por el gobierno de Japón en 2021.


La disparidad salarial de género es un factor clave en la mayor tasa de pobreza de las mujeres. En noviembre del año pasado, el primer ministro Fumio Kishida dijo: “Las mujeres tienden a ganar salarios más bajos que los hombres, lo que las hace más propensas a recibir pensiones más bajas”.

Según cifras del gobierno de Japón de 2022, el 62 % de los hombres recibe pensiones mensuales de 150.000 yenes (1.019 dólares) o más, mientras que el 61 % de las mujeres recibe menos de 100.000 yenes (679 dólares) al mes.

El estado civil influye mucho. Si la tasa de pobreza de las mujeres solteras mayores roza el 45 %, la de las mujeres casadas es mucho menor, 13,5 %.


Asahi expone el caso de una mujer soltera desempleada de 77 años que vive en Tokio.

Oriunda de la región de Kyushu, tenía empleo en su tierra, pero los bajos salarios le impedían ahorrar, así que se mudó a Tokio a los 30 años.


En la capital de Japón consiguió un empleo de tiempo completo en una pastelería, donde se encargaba de la administración, la atención al cliente y las ventas.

Ganaba entre 150.000 y 180.000 yenes (1.019-1.230 dólares) al mes. Trabajó en la tienda hasta su jubilación. Los tres años siguientes hizo arubaito.

Cuando se retiró definitivamente del mercado laboral, tenía ahorrados unos 6 millones de yenes (40.000 dólares) y creía que podría vivir de su pensión y sus ahorros.

Parecía tener la vida asegurada. Sin embargo, solo recibía 90.000 yenes (611 dólares) al mes de pensión y vivía en un apato con un alquiler de aproximadamente 60.000 yenes (407 dólares) al mes.

Para subsistir, comenzó a echar manos de sus ahorros. Cumplió 70 años y sus ahorros casi se agotaron.

Así las cosas, la mujer, que nunca tuvo interés en casarse o tener hijos, decidió mudarse al apato que ahora ocupa, por el que paga 30.000 yenes (203 dólares) de alquiler.

Gasta lo mínimo. En verano, no usa aire acondicionado y se coloca bolsas de hielo debajo de las axilas para mitigar el calor. Busca hasta el menor descuento en las tiendas de alimentos, pero el aumento del costo de vida la ha superado.

A fines del año pasado, por primera vez en su vida hizo cola para recibir alimentos. Ahora depende de la caridad ajena.

“Nunca pensé que terminaría así. ¿Es mi culpa?”, se pregunta.

En Japón hay aproximadamente 6,72 millones de ancianos que viven solos. De ellos, 4,41 millones son mujeres, según cifras oficiales de 2020. (International Press)

 

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