A principios de febrero, informamos del despido del director de una escuela de secundaria pública en la prefectura de Hyogo por el robo de café.
A fines del año pasado, el hombre de 59 años pagó 110 yenes (7,3 dólares) por un café regular en una tienda de conveniencia, pero cuando fue a servirse a la máquina de autoservicio presionó el botón de café grande, que cuesta 180 yenes (1,19 dólares).
El director fue pillado por un empleado y confesó que había hecho lo mismo en esa tienda dos veces antes.
Más adelante, admitió que también lo había hecho, cuatro veces, en otra tienda.
Es decir, el hombre había robado 490 yenes (3,25 dólares) en café.
Eso, además del despido, le ha costado perder su licencia de profesor y su pensión de jubilación, estimada en alrededor de 20 millones de yenes (133.000 dólares), revela Asahi Shimbun.
El castigo de la junta educativa de Hyogo ha sido calificado como excesivo, considerando la poca pérdida de dinero (490 yenes) que ocasionó.
Takashi Sakata, profesor universitario de educación pública, cree que la sanción es “desproporcionadamente severa”.
Si bien señala que el hombre merece una pena dura, pues como director debe ser un ejemplo de moral para los profesores y alumnos, las pérdidas que causó a las tiendas son pequeñas.
Perder la licencia de enseñanza y la pensión de jubilación es demasiado para el daño que provocó, insiste.
El experto cree que la junta educativa de Hyogo debió haber manejado el asunto con cautela y equilibrio.
Las autoridades educativas de la prefectura explicaron que decidieron aplicar de manera “estricta” las reglas y que el despido era procedente por la reincidencia.
Pese a que la fiscalía sostiene que el director cometió robo, decidió no acusarlo.
Interrogado por la junta, el hombre dijo que lo hizo “por el impulso del momento” y que lamentaba de verdad su mala conducta. (International Press)
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