En noviembre de 2023, una mujer presentó una demanda ante el Tribunal de Distrito de Tokio contra la congregación católica los Misioneros del Verbo Divino por no haber tomado las medidas adecuadas con respecto a su denuncia de violencia sexual.
La mujer había denunciado que un sacerdote extranjero la había forzado a mantener relaciones sexuales.
Hasta el martes, la víctima había permanecido en el anonimato.
Ese día, reveló ante los medios su identidad. Se llama Tokie Tanaka, tiene 63 años, es enfermera y vive en Tokio, informa Asahi Shimbun.
“No he hecho nada malo. ¿Por qué tengo que esconderme?”, dijo Tanaka.
“Hablar bajo mi nombre prueba mi existencia: a pesar de haber sido herida por el abuso sexual, puedo levantarme y vivir”, añadió.
La enfermera dijo que encontró inspiración para hacer público su nombre en el coraje de Rina Gonoi, la joven exsoldado que -exponiendo su identidad y su rostro- denunció que habían abusado de ella un grupo de militares de las Fuerzas de Autodefensa de Japón.
El calvario de Tanaka con el sacerdote extranjero comenzó en 2012, cuando ella acudió a una iglesia de Nagasaki para confesarse con él.
La mujer le contó al religioso que había sufrido abusos sexuales cuando era niña.
El sacerdote, amparado en el rótulo de “guía espiritual”, la obligó a mantener continuamente relaciones sexuales durante cuatro años y medio; además, filmaba los actos.
La mujer se dirigió a la congregación católica a la que pertenecía el hombre para denunciarlo.
La congregación decidió suspenderlo en 2019, apartándolo de la vida comunitaria durante tres años.
Sin embargo, le dio un millón de yenes (6.700 dólares) y le permitió regresar a su país de origen.
Además, el hombre nunca reconoció sus acciones ni ofreció disculpas por ellas.
Inconforme con la actuación de la congregación, Tanaka decidió acudir al tribunal de Tokio.
El proceso legal está en curso.
Mientras tanto, el secretario general de la congregación dijo que el sacerdote ha negado las acusaciones de abuso. (International Press)