Desde abril de 2024, los conductores de autobuses y camiones en Japón podrán trabajar como máximo 960 horas anuales.
Con esta medida, el gobierno japonés busca poner coto al exceso de trabajo y reforzar el equilibrio entre la vida personal y la vida laboral.
Sin embargo, la reducción de las horas de trabajo de los conductores probablemente perjudicará el funcionamiento de la industria del transporte y la logística.
Incluso hay una expresión para referirse al asunto: el “problema de 2024”.
En el caso de las compañías de autobuses, el problema se agrava considerando que el 98 % sufre escasez de choferes, según un sondeo realizado por el Instituto de Investigación para el Transporte Público Local, informa Asahi Shimbun.
67 de las 68 empresas que participaron en la encuesta (y que operan 30 vehículos o más) no tienen suficiente personal.
Para afrontar el problema, casi la mitad, 32, planean reducir sus servicios.
23 cancelarán algunas rutas.
Si bien la medida afecta a los operadores de autobuses, menos de la mitad, el 44 %, cree que su ejecución debe aplazarse, mientras que el 41 % opina que no.
Esta división refleja, según el instituto, la ambivalencia de una situación en la que, por un lado, faltan choferes, y por el otro se hace patente la necesidad de mejorar sus condiciones laborales.
El instituto que llevó a cabo el sondeo cree que la norma debe retrasarse al menos tres años, alegando que la pandemia interrumpió la transición planificada de la industria al nuevo sistema.
Además, pidió una flexibilización de las normas para que las empresas puedan contratar a conductores extranjeros. (International Press)
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