Jóvenes mujeres visitan clubes de entretenimiento en el barrio rojo de Kabukicho, Tokio, cuyos anfitriones son hombres. Beben y se divierten con ellos, pero la pesadilla comienza cuando llegan exorbitantes cuentas de hasta un millón de yenes (6.600 dólares).
Las clientas no pueden pagarlas y son forzadas por los clubes a prostituirse para saldar sus deudas.
Esta práctica es común.
Una organización que ayuda a las víctimas ha recibido más de 200 consultas de mujeres (o sus familias) en los últimos cuatro meses, informa la NHK.
El número de mujeres obligadas a trabajar en la industria del sexo para pagar las abultadas cuentas de su consumo en clubes de anfitriones está creciendo, advierte el grupo.
Muchas de las víctimas son jóvenes que comenzaron sus estudios universitarios en Tokio este año.
A menudo los anfitriones se ofrecen a cubrir la cuenta con la condición de que las clientes les paguen después con el dinero que ganen prostituyéndose.
Tampoco es una práctica reciente.
Una mujer de 23 años le contó a la NHK que fue forzada a prostituirse cuando tenía entre 18 y 19 para pagar las deudas que contrajo con un club de anfitriones al que solía ir y en el que encontró un lugar al cual pertenecer, pues entonces se sentía desarraigada.
Los clubes aludidos no se limitan a esperar que las mujeres los visiten. Se contactan con ellas a través de las redes sociales y las invitan a ir asegurando que la entrada es barata.
Una vez en el lugar, las incentivan a seguir gastando.
El problema ha llegado hasta la Dieta, donde la semana pasada el alto mando de la policía japonesa, interrogado por legisladores, dijo que adoptarán medidas enérgicas contra los clubes.
La policía de Tokio les ha advertido de que sus métodos coercitivos de cobro de deudas son ilegales. (International Press)