En noviembre del año pasado, el octogenario Hiroshi Fujiwara mató a su esposa Teruko, de 79 años, empujando su silla de ruedas hacia el mar desde un muelle en el pueblo de Oiso, prefectura de Kanagawa.
Durante el juicio contra Fujiwara en el Tribunal de Distrito de Yokohama, declaró que se arrepiente de no haberle dicho a sus hijos que él no quería que su esposa entrara en un asilo para ancianos.
“Lo siento por Teruko y mis hijos”, dijo el hombre de 82 años, según Mainichi Shimbun.
“Pensé que causaría problemas financieros y emocionales a mis hijos, y que si nos suicidábamos juntos, no les causaría ningún problema. Realmente lamento haber matado a Teruko sin consultarle”, añadió.
Teruko sufría una discapacidad y Fujiwara la cuidó durante 40 años.
El anciano dijo que los dos meses antes de asesinar a su esposa había “perdido la cabeza” debido al aumento de la carga de trabajo del cuidado.
Negó haber golpeado a Teruko antes del incidente, como sostienen los fiscales.
Como testigo de la fiscalía, un administrador de cuidados que había estado a cargo de Teruko durante dos años aseguró que ella quería ingresar a un asilo de ancianos.
Sobre Fujiwara dijo que probablemente le tenía afecto a su esposa, pero que cree que después de 40 años de cuidarla se volvió “posesivo” con ella.
“Era muy emocional y a veces se enojaba mucho por nuestras sugerencias sobre el cuidado de ella”.
Mientras la fiscalía ha solicitado siete años de prisión para Fujiwara, sus abogados buscan una sentencia suspendida.
El fallo se emitirá el 18 de julio. (International Press)