Tras una pausa de mi columna, pensé que, por descabellado que parezca –a más de 12.000 km de Kiev y de Moscú–, podía esbozar lineamientos de una propuesta de paz. ¡Esbozar no es delimitar!
Acorde con la teoría de resolución de conflictos, es posible avizorar cuándo, en qué circunstancias y con qué actores directos e indirectos un enfrentamiento puede estallar. Desencadenado el conflicto, no se puede determinar cuándo, en qué circunstancias y con qué nuevos actores puede terminar, ya que escala en muy variados frentes.
Históricamente, toda guerra llega a su fin. Deplorando la invasión, la espantosa y creciente cifra de muertos y de heridos, la migración forzada de más de ocho millones de ucranianos; constatando que los combates solo se producen en Ucrania y subrayando –sin atenuantes– que Rusia violó los principales fundamentos e instrumentos del derecho internacional público, considero que debemos procurar el final de la contienda priorizando –tesis por mí sostenida hasta la saciedad– los principios de la primacía de la realidad, de incapacidad material y de progresión.
Acoto diez hechos y factores que constituyen un recuento objetivo de los principales sucesos.
2. Derrumbado el Muro de Berlín, el aún líder soviético Mijaíl Gorbachov le pidió a su par George Bush garantías de que la OTAN respetaría los límites del entonces Pacto de Varsovia. En dicho encuentro –febrero de 1990–, el secretario de Estado estadounidense, James Baker, le aseguró a Gorbachov que la OTAN “no avanzaría ni un milímetro”.
3. Occidente promovió la incorporación de Letonia, Estonia y Lituania a la OTAN, a pesar de los sucesivos alegatos rusos de que se atentaba contra su seguridad y subsistencia. Dicho esto, el mundo evoluciona y esos países –recordando la historia– privilegiaron su integridad territorial.
4. Henry Kissinger siempre sostuvo que los Estados Unidos de Norteamérica se equivocaron al no sopesar los reclamos rusos datando la historia común entre ambos países.
6. Las diversas represalias a Rusia fueron progresivamente contrarrestadas por Vladimir Putin y, más bien, causaron el fortalecimiento inicial del eje sino-ruso y, progresivamente, el aumento de la influencia china en Asia Central y en otras latitudes.
7. A 16 meses de la invasión, los ingentes fondos y las ayudas militares a Kiev han causado más dolor y evidenciado la imposibilidad rusa de expandirse más allá de sus actuales fronteras.
8. De concretarse la advertencia moscovita de una “respuesta contundente y devastadora” –entiéndase, nuclear– si se ataca suelo ruso, nos conduciría a la noche más negra y prolongada de la humanidad, pero esta resulta inaceptable, como resultaría si proviniera de otras potencias nucleares.
9. La guerra continúa sangrando más a Ucrania y debilitando más a las partes. La reciente visita del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, a China –bajo el paraguas de atenuar las diferencias bilaterales– confirma la lenta reacción del Capitolio a los movimientos de los nuevos actores en el ajedrez global, aun cuando la guerra puso a prueba la unidad de Occidente.
10. Con este parte de guerra, de continuar el conflicto, lamentaremos más víctimas. Ucrania no vencerá a Rusia, todo demandará mayores esfuerzos y será más difícil lograr la unanimidad de la Unión Europea para apoyar a Ucrania. Basta con recordar que en febrero del año pasado el presidente francés, Emmanuel Macron, regresó a casa con las manos vacías tras visitar Moscú.
1. El reconocimiento de la soberanía rusa de Crimea, una ocupación consumada. 2. El ingreso efectivo de Ucrania a la Unión Europea y su incorporación a la OTAN con la garantía atlántica de no instalar allí material nuclear ni tropas.
Por el bien de la humanidad, todos debemos involucrarnos procurando acabar con la guerra.
La propuesta privilegia inicialmente siete componentes que responden a los principios aludidos: la primacía de la realidad, la incapacidad material y la progresión. En buena cuenta, es la ‘realpolitik’ del “mal menor”:
1. El reconocimiento de la soberanía rusa de Crimea, una ocupación consumada.
2. El ingreso efectivo de Ucrania a la Unión Europea y su incorporación a la OTAN con la garantía atlántica de no instalar allí material nuclear ni tropas.
3. El intercambio inmediato de los prisioneros de guerra.
4. El indulto a connacionales por delitos de guerra.
5. La realización de un referéndum o en Donetsk o en Lugansk para que definan su adhesión a Rusia o no. Tres países con las manos limpias, sin intereses directos y con demostrada vocación por la resolución pacífica de los conflictos deberían conducir la consulta. Propongo a Noruega, Kenia y el Perú.
6. La reconstrucción inmediata de Ucrania a cargo de Occidente con el dinero producto de las sanciones contra Rusia, cálculo por cuenta del Banco Mundial.
7. La indemnización a deudos y heridos por cuenta de Rusia, compromiso de ejecución progresiva garantizado con su gas y cuya cifra debería fijarla una entidad designada por el secretario general de la ONU.
Concluyo recordando que solo el tiempo y las mutuas y asumidas concesiones pueden cicatrizar heridas y construir una paz definitiva.
Reiterando que esbozar no es delimitar, esta propuesta puede resultar un embrión de la solución.
(ARTÍCULO PUBLICADO EL 5 DE JULIO DE 2023 EN EL DIARIO EL COMERCIO, LIMA, PERÚ. PUBLICACIÓN AUTORIZADA POR DICHO MEDIO Y POR EL AUTOR)
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