“Las sonrisas son esenciales para la comunicación sin mascarillas”, dice Yasuko Watarai, una mujer que reside en el barrio de Kita, Tokio, y que asiste a una clase de sonrisas.
Ella es una de las 37 participantes de la clase cuya demanda ha aumentado a medida que la gente está dejando de usar mascarillas después de tres años de pandemia.
Pero, ¿se necesitan lecciones para aprender a sonreír?
La profesora, Keiko Kawano, una mujer de 49 años, explica a Asahi Shimbun.
Ante el uso masivo de mascarillas, “la gente ha tenido menos oportunidades de sonreír y cada vez más personas han desarrollado un complejo al respecto”.
“Mover y relajar los músculos faciales es la clave para lograr una buena sonrisa”, añade.
Sus alumnos tienen unos espejos de mano para practicar sus sonrisas.
La profesora destaca que sonreír “causa una buena impresión en los demás y facilita la comunicación”.
Además, la persona que sonríe se siente “más positiva” y su salud física y mental se beneficia. (International Press)
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