“No se trataba de reducir costos, sino de ahorrar tiempo y esfuerzo”.
Con estas palabras, Makoto Yamada, jefe de un alojamiento tradicional japonés en la prefectura de Fukuoka, explicó su decisión de que el agua de sus baños termales se cambiara solo dos veces al año.
El agua del onsen, de acuerdo con una ordenanza en Fukuoka, debe cambiarse al menos una vez a la semana.
Yamada ofreció disculpas públicas durante una conferencia de prensa que cubrió Kyodo.
La mala práctica comenzó en diciembre de 2019 y fue descubierta en noviembre de 2022 durante una inspección del gobierno de Fukuoka, que detectó niveles de la bacteria legionella hasta 3.700 veces por encima de los límites permitidos.
Yamada también ordenó a sus empleados que falsificaran los registros de cloración del agua ante una oficina de salud pública.
El hombre dijo que renunciará cuando se resuelva el problema.
El ryokan asegura que desde diciembre pasado su onsen mantiene los estándares de higiene adecuados.
La posada fue fundada en 1865 y el emperador Hirohito fue uno de sus huéspedes. (International Press)