Los acontecimientos se precipitaron y sorprendieron a la policía de Fukuoka en el caso del asesinato de Miki Kawano, una mujer de 38 años, perpetrado por Susumu Terauchi, su exnovio, la semana pasada.
Sin embargo, la mujer acudió varias veces a la policía para quejarse de que Terauchi la acosaba, revela Mainichi Shimbun.
La primera vez fue el 21 de octubre de 2022, cuando ambos aún eran pareja.
La mujer avisó a la policía que tenía problemas con el hombre y que terminaría su relación con él.
Eso hizo Kawano y tres días después de su primera visita a la policía, se contactó nuevamente con ella para decirle que había recibido un mensaje de Terauchi: “No voy a romper contigo. No lo toleraré”.
La policía se comunicó con el hombre para advertirle de que la dejara en paz.
En paralelo, le sugirió a la mujer que se mudara y cambiara de trabajo, y la registró en un sistema que les permitía responder de inmediato a cualquier llamada de emergencia que ella hiciera desde su número de teléfono.
Además, realizaba patrullas en el área donde vivía la mujer y le pidió a un jefe del trabajo de Terauchi que lo vigilara.
No obstante, la situación empeoró.
El 21 de noviembre, Kawano se contactó por tercera vez con la policía: “Él apareció en mi trabajo. Por favor, hagan algo». Dos días después, llamó nuevamente a la policía: “También llamó a mi lugar de trabajo”.
El 26 de noviembre, le prestaron a la mujer un dispositivo de llamada de emergencia que alertaría a la policía cuando lo presionara.
Con respecto al hombre, la policía emitió una orden de restricción a Terauchi, que prometió mantenerse alejado de ella.
El 9 de diciembre, Terauchi llamó a la policía para preguntar sobre un emoji que supuestamente le había enviado Kawano.
La mujer lo negó y la policía descubrió que el emoji había sido enviado por otra persona.
La policía le aconsejó nuevamente a Kawano que buscara un lugar seguro.
El 6 de enero fue el último contacto entre la policía y la mujer. La llamaron para preguntarle si estaba bien y Kawano no reportó ningún problema. Sin embargo, diez días después, fue asesinada.
La policía se ha defendido de las críticas de que pudo haber hecho algo más para impedir el crimen arguyendo que los acontecimientos se desarrollaron de manera repentina y que era difícil actuar si no había señales en probable referencia a que la última vez que se comunicó con ella, aparentemente la situación parecía resuelta. Por desgracia no fue así. (International Press)