El 12 de noviembre de 2015, una empleada de una oficina de correos en Tokio estaba realizando una operación de contabilidad cuando repentinamente su jefe se le acercó por detrás, le puso cinta adhesiva en la boca y la arrancó.
La mujer, sorprendida, le dijo que la había herido. Su jefe, sin embargo, intentó “bromear”. “¿Le pongo limón?”, le dijo.
Al día siguiente la mujer no fue a trabajar. Tenía desprendida la mayor parte de la piel del labio inferior, hinchazón y una llaga.
La empleada reportó el incidente al jefe de la oficina de correos, pero este no la tomó en serio. “Él solo te vaciló porque eres bonita”, le dijo.
El agresor intentó justificar su conducta: “Lo hice como una broma para que se tranquilizara porque estábamos ocupados”.
La mujer regresó a su tierra natal, la prefectura de Kumamoto, fue a una clínica psiquiátrica donde le diagnosticaron un trastorno de adaptación y depresión, y renunció a su trabajo.
Sin embargo, no se dio por vencida y acudió a la justicia para demandar a su exjefe y a Japan Post en busca de una reparación, revela Mainichi Shimbun.
Esta semana el Tribunal Superior de Fukuoka falló a su favor y los demandados deberán pagarle una compensación de 2,59 millones de yenes (19.512 dólares).
El Tribunal Superior de Fukuoka ratificó la posición del Tribunal de Distrito de Kumamoto, que desestimó la postura del demandado (el incidente solo había sido “una broma entre empleados”) y sostuvo que Japan Post había incumplido su deber como empleador de supervisar el entorno laboral, pues el jefe de la oficina de correos no tomó en serio a la mujer.
Como conclusión, determinó que existía una sólida relación entre el ataque y las reacciones a este y la salud mental de la demandante, una mujer en la treintena que aún sigue en tratamiento psiquiátrico. (International Press)