Que la mascarilla no sea un obstáculo para pedir ayuda. La policía de la ciudad de Matsudo, en la prefectura de Chiba, organizó un evento de “práctica de gritos” en un jardín de infancia.
Alrededor de 100 niños participaron en la actividad, revela Mainichi Shimbun.
Un policía simuló ser un agresor. Cuando tocaba los hombros de los menores, estos, con la mascarilla puesta, gritaban con todas sus fuerzas: “¡Ayúdenme!”.
La policía registró la potencia de sus gritos a través de un medidor de decibelios.
“Fue divertido gritar tan fuerte como pude”, dijo un niño de seis años, cuyo grito alcanzó 108 decibelios y fue el más fuerte.
Un oficial de alto rango de la policía declaró a Mainichi que las personas deben practicar desde chicos a pedir ayuda en voz alta y de manera rápida, incluso si tienen puesta una mascarilla. (International Press)