Un día de agosto, una pareja de ancianos se hace unas pruebas de PCR gratuitas cerca de una estación de tren en Tokio.
Antes de retirarse, los ancianos reciben de un trabajador del lugar donde se realizaron los tests dos cupones, de 500 yenes (3,6 dólares) cada uno, con los que pueden hacer compras en la zona donde se encuentran.
“Pueden volver a tomar la prueba dentro de tres días. Por favor, vengan nuevamente”, les dice el hombre.
Esta práctica, revela Asahi Shimbun, no es excepcional.
La pareja de ancianos se percató de que en el mismo lugar había una persona que iba por su cuarta prueba.
Mientras tanto, una clínica en Tokio regala tarjetas prepago “Quo Card” por un valor de 500 yenes a las personas que se someten a los tests de detección de coronavirus.
Lugares como estos reciben fondos del gobierno de Japón para que el público pueda hacerse las pruebas sin pagar nada, con la intención de incentivarlo para frenar la propagación del virus.
Por cada test que llevan a cabo, reciben un monto que incluye el costo de la prueba, así como “gastos varios”.
Así las cosas, mientras más pruebas realicen, más dinero reciben.
Entonces, ¿está permitido regalar vales o tarjetas?
Un vocero de la clínica de Tokio declaró a Asahi que las tarjetas prepago son una “muestra de agradecimiento” al público por responder a un cuestionario de seis preguntas que se les plantea cuando se hacen la prueba.
El administrador de un sitio que ofrece cupones dijo que no cometen ningún delito, pues compran los cupones con su propio dinero, sin usar recursos del Estado.
Los vales, añadió, buscan “contribuir a la economía local”. En un día han entregado hasta 300 cupones.
Sin embargo, una investigación del gobierno japonés descubrió que había una brecha entre el monto que recibían los lugares de pruebas por cada una de estas y el costo real de comprarlas y hacerlas.
Por ello, el gobierno ha decidido reducir la cantidad asignada a “gastos varios” a un máximo de 2.500 yenes (alrededor de 18 dólares) por prueba.
Funcionarios de los gobiernos de Japón y Tokio coinciden en que entregar incentivos económicos se desvía del propósito original de hacer tests gratuitos.
Actualmente, alrededor de 13.000 lugares ofrecen pruebas de PCR gratuitas en Japón. (International Press)