El gobierno japonés está considerando eliminar su política de rastrear todos los casos de COVID-19 en el país, ya que el aumento de las infecciones aumenta la carga de los médicos que se esfuerzan por tratar a los pacientes.
El ministro de Salud, Katsunobu Kato, discutió ayer este tema con la Asociación Nacional de Gobernadores. El gobernador de la prefectura de Tottori, Shinji Hirai, dijo que Kato parecía receptivo a abandonar esta política. Se podría tomar una decisión antes de fin de mes.
Actualmente, los médicos deben informar todos los casos de coronavirus que manejan a los departamentos de salud locales. En consecuencia, los hospitales que reciben un gran número de pacientes se ven obligados a dedicar más recursos a esta función que al tratamiento propiamente dicho, dijo el Nikkei.
Los departamentos de salud, por otro lado, se han dedicado al manejo de los informes enviados por los médicos y no han podido concentrarse en los pacientes mayores, que tienen más probabilidades de desarrollar síntomas graves.
Sin embargo, si Japón deja de realizar un seguimiento exhaustivo de las infecciones, deberá idear un mecanismo diferente para comprender el alcance de sus casos.
Los hospitales designados se han inundado con pacientes sospechosos de COVID-19 durante la ola actual. Reducir el papeleo en los hospitales no resolverá la expansión del virus, señalan los críticos, permitiendo, por ejemplo, que los pacientes sean atendidos en todos los hospitales. (NI/AG/)
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