En septiembre de 2001, Harumi Inagaki, un japonés de 54 años, dueño de un local de bebidas, fue asesinado por un grupo de personas.
21 años después, dos de ellas, los nikkei brasileños Marcelo Yokoyama y Alexandre Miura, fueron sentenciados a 30 años de prisión por un tribunal de Sao Paulo, informa la NHK.
Los criminales dispararon a Inagaki en el estómago en la ciudad de Nagoya, lo secuestraron y finalmente arrojaron su cuerpo a un río en la prefectura de Shiga.
Los japoneses que participaron en el crimen fueron capturados y condenados por tribunales en Japón.
Sin embargo, los brasileños huyeron a su país y el gobierno de Japón solicitó al de Brasil que los procesara de acuerdo con sus leyes.
Yokoyama y Miura fueron acusados por la fiscalía en Brasil, en 2017, de secuestro causante de muerte.
Los brasileños, según su defensa legal, fueron obligados a cometer el delito e ignoraban el plan que había detrás.
El tribunal desestimó el argumento de la defensa: el secuestro fue premeditado y los brasileños desempeñaron un rol central en él. (International Press)