Hace unos meses, una mujer que vive en la prefectura de Saitama hizo un viaje con sus dos hijas y su novio, un hombre divorciado.
El viaje se arruinó cuando el hombre, un sexagenario, perdió los papeles y volvió al hotel donde se alojaban.
La mujer estaba harta de él y sus hijas no querían verlo más, relata en una carta que dirige a Yomiuri Shimbun en busca de consejo.
La japonesa discutió con el hombre y este le dijo que si ella lo dejaba tendría que darle 2 millones de yenes (15 mil dólares) como “dinero de separación”.
La pareja se ha reconciliado, pero la mujer no lo ha perdonado y dice que se miente a sí misma por seguir saliendo con él (llevan ocho años juntos).
¿Debe perdonarlo y seguir con él?, pregunta.
Si bien la mujer, una persona cuarentona, admite que comenzó a salir con el hombre con la expectativa de que él la apoyara económicamente y cubrió todos los gastos del viaje, ella nunca le ha pedido dinero (y él nunca se lo ha dado) para las necesidades de ella o de sus hijas (como la educación de las jóvenes).
A través de Yomuri, la escritora Tomomi Fujiwara le responde: “Cómo se siente Ud. es lo más importante. Si sus sentimientos han cambiado, entonces es natural que decida separarse. No hay necesidad de mentirse a una misma”.
Con respecto al dinero, una suma no menor, Fujiwara pregunta si el monto que exige tiene alguna justificación.
Si lo que el hombre demanda no es razonable, la mujer debe negarse con firmeza, dice Fujiwara.
Para la escritora, lo mejor sería que la mujer de Saitama hablara con calma con el hombre y que, para atesorar los recuerdos de ocho años de relaciones, expresaran su gratitud por las buenas vivencias que seguramente tuvieron y terminaran de una vez su relación. (International Press)
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