El sábado 23 por la mañana, el presidente de Shiretoko Yuransen, la compañía propietaria del barco turístico Kazu I, y el capitán de la embarcación, concluyeron durante una reunión que el mar estaba suficientemente tranquilo como para que partiera a las 10 a.m., tal como estaba previsto.
Horas después, el barco con 26 personas a bordo se hundió en la prefectura de Hokkaido. Al menos once han fallecido y 15 están desaparecidas.
El presidente de Shiretoko, Seiichi Katsurada, se presentó ante los medios y se postró en el suelo para pedir perdón por el trágico accidente, informó Kyodo.
Katsurada declaró a la prensa que dio luz verde a la partida del barco con la condición de que el capitán tomara la decisión de regresar si el mar se embravecía.
El hombre reconoció que su decisión de permitir que Kazu I se hiciera a la mar fue un error.
La compañía hará todo lo posible para cooperar con la investigación sobre la causa del accidente, dijo.
Shiretoko Yuransen está lejos de la prosperidad. En los últimos dos años, más de la mitad de su personal ha renunciado. Antes del accidente solo tenía tres empleados.
Además, el Kazu I protagonizó dos incidentes el año pasado: en mayo chocó con un objeto flotante (tres pasajeros resultaron heridos) y en junio encalló poco después de partir (no hubo heridos).
Por el último incidente, el capitán del barco, Noriyuki Toyoda, fue acusado por la Guardia Costera.
El Kazu I fue enviado a reparaciones y superó las inspecciones, según Katsurada.
La Guardia Costera de Japón está investigando el naufragio. La compañía turística podría ser acusada de negligencia profesional causante de muerte. (International Press)
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