Subestimar a un extranjero le acarreó a una joven que reside en la ciudad de Osaka una condena penal.
El mes pasado, el Tribunal de Distrito de Osaka sentenció a la mujer a tres años de prisión, pena suspendida durante cuatro, por la comisión de dos delitos: producción y uso de dinero falsificado.
El 29 de abril del año pasado, la mujer pidió una gran cantidad de helado a través de Uber Eats por un valor de 4.225 yenes (34 dólares), revela el portal SoraNews24.
Cuando el repartidor, un extranjero, llegó con el helado, la joven, entonces una estudiante universitaria, le entregó un billete de 10.000 yenes (80 dólares).
El repartidor se dio cuenta de inmediato de que era falso y llamó a la policía.
La japonesa confesó que ella misma había hecho el billete con su impresora y que pensó que el repartidor, por el hecho de ser extranjero, no se daría cuenta.
La mujer, como bien apunta SoraNews24, fue incapaz de percibir algo elemental: cualquier persona, extranjera o no, puede detectar, a través de la visión y el tacto, la diferencia entre un billete verdadero y una burda copia hecha con papel corriente y cortada con una tijera.
Además, un repartidor está habituado al manejo de billete, familiarizado con su textura.
Hubo clara premeditación en la acción de la joven. Tiempo antes del incidente con el repartidor que descubrió su trampa había sido atendida por otro, también extranjero, que se había equivocado al darle el cambio (al parecer le dio más de lo que correspondía).
El día que ordenó el helado, la mujer investigó a Uber Eats en línea y descubrió que era probable que el repartidor que le asignarían sería extranjero.
Creyendo que sería fácil engañarlo, preparó el billete falso.
La mujer ni siquiera atravesaba por problemas económicos. Vivía sola, hacía arubaito (trabajo a medio tiempo) y sus padres le enviaban dinero para sus gastos de manutención. (International Press)