Japón pedirá a cualquier persona que haya estado en contacto cercano con personas infectadas con la variante Ómicron que se ponga en cuarentena durante 14 días en alojamientos designados, dijo anoche el primer ministro, Fumio Kishida.
“Les pediremos que se queden, no en casa, sino en instalaciones designadas”, declaró Kishida en conferencia de prensa, refiriéndose a los esfuerzos de rastreo para aislar a quienes hayan interactuado o estado cerca de personas infectadas.
Sin embargo, la solicitud del gobierno no tiene base legal y algunas personas aún optan por cumplir la cuarentena en casa.
Kishida reconoció que las evaluaciones científicas aún no han confirmado definitivamente la transmisibilidad y severidad del Ómicron, pero que “mientras tanto, se ha decidido extender la prohibición de nuevas entradas de ciudadanos extranjeros” durante el período de vacaciones de Año Nuevo y añadió: “debemos actuar asumiendo el peor de los casos”.
El primer ministro compareció ante la prensa para tras el cierre de la Sesión Parlamentaria Especial de 16 días que debatió y aprobó un presupuesto suplementario, el más grande de la historia, de 36 billones de yenes (unos 316.000 millones de dólares) para reactivar la economía.
“Tenemos que llevar la economía a los niveles anteriores”, dijo Kishida al destacar que parte de ese esfuerzo es impulsar las vacunaciones de refuerzo contra el coronavirus. La campaña comenzará inoculando a 31 millones de personas mayores de 65 años y al personal médico.
Las medidas también incluyen la aprobación de las píldoras antivirales orales de Merck, que junto con las de Pfizer serán distribuidas entre los hospitales del país para tratar infecciones leves y moderados. Además se implementará un servicio de pruebas PCR gratuitas y sin cita en todas las prefecturas de Japón. (AG/RI/)
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