En marzo de este año, un policía de la prefectura de Mie abrió la caja de ofrendas de un santuario con un destornillador y tomó alrededor de 200 yenes (1,75 dólares).
El policía fue suspendido durante tres meses como medida disciplinaria. Enterado de la sanción, el hombre, un sargento de 42 años, presentó una solicitud de jubilación anticipada.
Este mes, la fiscalía lo acusó de robo.
El policía admitió su delito. “Solo quería dinero para cigarrillos y café”, declaró, según el portal SoraNews24.
El hombre robó los 200 yenes del templo porque durante 10 años su esposa no le dio dinero para sus gastos.
En Japón, es común que las mujeres administren el dinero del hogar y que le asignen una determinada cantidad a sus esposos para sus gastos. (International Press)