«Vive hasta los 100 años, trabaja hasta los 70». A eso parece apuntar la sociedad japonesa, pero la revista Spa! se pregunta en un reportaje si es un camino sustentable o viable.
En el artículo, que recoge Japan Today, hace notar el contraste entre el hecho de que la edad de jubilación oficial de Japón en abril subió de 65 a 70 años, mientras que Honda, por ejemplo, invitó a sus empleados en la cuarentena y cincuentena a jubilarse anticipadamente. El fabricante de vehículos fue inundado por alrededor de 2.000 solicitudes.
¿Es posible alargar la vida laboral hasta los 70 años en un mundo nuevo, que exige a trabajadores de mediana edad -en posible declive físico y mental- nuevas aptitudes y capacidad de adaptación a las nuevas tecnologías? Algunos pueden amoldarse, pero otros no.
Spa! reseña las historias de dos hombres en la cincuentena que se preguntan si podrán mantenerse en el mercado laboral hasta los 70 años.
El primero de ellos, registrado con el seudónimo de Tetsuyuki Ikehashi, tiene 54 años e ingresó a su empresa, un fabricante de instrumentos de medición, recién salido de la universidad.
Hace diez años fue trasladado a una filial y ascendido a jefe de sección. Todo parecía ir bien, pero las dificultades que acarreaba su nuevo puesto (subordinados mayores que él, resentidos por el hecho de tener a un superior más joven que ellos, así como trabajadores extranjeros de los que lo separaban barreras lingüísticas y culturales) lo empujaron a preguntarse si estaba hecho para el cargo.
Además, su compañía comenzó a promover a mujeres, pero no necesariamente por su capacidad, sino para parecer progresista, según el hombre, cuyo jefe era una mujer no capacitada para el puesto, a su juicio.
Más adelante llegó el teletrabajo, aparejado con una serie de habilidades técnicas que para él no resultan senciillas. Así las cosas, con 16 años por delante para llegar a los 70, se pregunta: «¿Podré aguantar hasta la jubilación?».
El segundo entrevistado, Takashi Asano (también seudónimo), de 51 años, se sumó a un fabricante de bebidas tras culminar sus estudios. Comenzó a escalar posiciones en la compañía, y le iba bien, pero hace diez años decidió mudarse a una empresa más grande. Sin embargo, en un ambiente muy competitivo y donde campeaba el abuso de poder, no aguantó.
Asano renunció al nuevo trabajo y acudió a la oficina pública de empleo Hello Work, donde halló vacante en una compañía de electrónica, pese a que no sabía nada de electrónica.
Las cosas empeoraron. Explotado, con 100 horas al mes de sobretiempo, colapsó debido a una hemorragia cerebral. El hombre se recuperó y volvió al trabajo. Si bien su situación ha mejorado un poco (ahora se le permite trabajar menos horas), se pregunta si podrá resistir los 19 años que le faltan para la jubilación. (International Press)
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