En las prefecturas de Tokio y Okinawa, bajo estado de emergencia contra el coronavirus hasta el 22 de agosto, los restaurantes y bares tienen prohibido servir alcohol y deben cerrar antes de las 8 p. m.
Algunos establecimientos, sin embargo, están desafiando las restricciones. Por ello, el gobierno de Japón solicitó a los mayoristas de bebidas que no les suministren alcohol.
Ante la controversia que causó, el gobierno decidió dar marcha atrás. El primer ministro Yoshihide Suga ofreció disculpas “por causar problemas a muchas personas», según Kyodo.
Los mayoristas expresaron su oposición a la medida de presión del gobierno nacional. Los establecimientos de comida y bebida también mostraron su descontento por la iniciativa gubernamental.
Esta no es la primera vez que el gobierno tiene que rectificarse, pues también tuvo que dejar sin efecto su plan de buscar la cooperación de las instituciones financieras para forzar a los negocios gastronómicos a no servir alcohol.
Por ello, la oposición exige la renuncia de Yasutoshi Nishimura, ministro a cargo de la respuesta al coronavirus, y hace responsable a Suga de sus acciones.
Nishimura se ha disculpado, pero no tiene intención de dimitir. (International Press)
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