El 30 de enero, un hombre de 33 años llamado Hiroaki Katsu robó un par de zapatos de tacón que pertenecían a una profesora de música, de su estudio en la ciudad de Nagoya.
En su lugar, dejó otro par de zapatos de tacón idénticos, del mismo tipo, color y tamaño, para cubrir el robo.
La mujer, sin embargo, se dio cuenta de que los zapatos dejados no eran los suyos y avisó a la policía, que tras una investigación localizó y arrestó al sujeto el 6 de abril.
Cuando registró su vivienda, la policía encontró alrededor de 20 pares de calzado de mujer, incluyendo botas, zapatos de tacón y sandalias.
¿Cómo operaba el hombre? Seguía a las mujeres, chequeaba los zapatos que usaban (les tomaba fotos) y que quería robar, y compraba unos idénticos para dejarlos en lugar de los originales, revela Tokyo Reporter.
El hombre, sin embargo, ya no tiene que enfrentar a la justicia. La fiscalía decidió abandonar el caso después de que las víctimas se negaron a cooperar, al parecer por vergüenza.
«Es repugnante. No quiero que la gente sepa que esto me pasó a mí», dijo una de las mujeres, según Mainichi Shimbun.
La profesora de música que hizo la denuncia la retiró después.
Para que las víctimas no se dieran cuenta del cambio, el hombre hacía que los zapatos parecieran “gastados”.
¿Por qué alguien robaría zapatos usados y los sustituiría por unos nuevos? El hombre dijo que le gustan los zapatos de mujer usados. “Quería olerlos», declaró. (International Press)
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