Por Nélida Tanaka*
Consulta: “Me arrepiento de haber vuelto al Japón, si me hubiese quedado en Bolivia hubiese podido proteger a mi mamita del COVID-19. En qué mal momento la dejé. Mi hija Lucila también estaba bien encariñada con su abuelita, si ella ya quería quedarse ahí, insistió mucho en estar con su abuelita, pero mi pareja está aquí y no nos quedaba otra que regresar, además tenemos que pagar las deudas. Cómo le voy a decir a mi hija que su abuelita murió, si hasta hace una semana estaba bien cuando hablamos por el WhatsApp.
No puedo creer lo que mi hermana me dijo, cómo puede ser que mi mamá se haya ido así, sin decirme nada, no la quiero culpar, pero tuvieron que haberla llevado al médico mucho antes. No me paran las lágrimas, ni siquiera podía viajar para verla, la cremaron tan rápido. No sé qué decirle a mi hija. Ella tiene 8 años, no quiero causarle dolor, creo que será mejor decirle cuando sea más grande, ¿no es cierto? Deseo un consejo en estos momentos de incertidumbre”.
Respuesta:
Qué dolor más grande está viviendo en estos momentos y mucho más con la muerte de su madre fue tan repentina e inesperada. Si ustedes la habían visto bien hace tan poco tiempo. Comprendo que le es difícil aceptar que su madre haya fallecido y que ni siquiera pudo decirle adiós, es algo demasiado duro…
Siento que se culpe de haber regresado al Japón a pesar de que su hija quería quedarse, aunque lo real es que sabía que tenían que volver. Comprendo que se sienta culpable de todo, hay un sentimiento de culpa muy grande. También piensa que su hermana hubiese podido hacer algo más. Es inevitable pensar que se hubiese podido evitar lo que menos se esperaba.
En medio de sus sentimientos confusos no sabe si será bueno decirle a Lucila sobre la muerte de su abuelita, tiene miedo herirla, causarle dolor. Sin embargo, a los 8 años los niños comprenden lo que es la muerte, claro que le dolerá saber que su abuelita ha fallecido, pero sería mucho más doloroso saberlo después. Compartan ahora el dolor por la partida de su madre.
Dele el espacio y la oportunidad de que Lucila hable como se siente, qué le hubiese gustado decir a su abuelita. Usted se sentirá más libre y también sincera al expresar su dolor. Es el proceso del duelo que ambas deben atravesar y vivir, compartan sentimientos. Tal vez usted tenga miedo de que Lucila le culpe de haber dejado a su abuelita, algo de lo que usted misma se culpa y que no querría escuchar de su hija, pero más bien acepte lo que ella le diga y exprésele que usted comparte este sentimiento.
Sobre su hermana, le ayudará mucho que puedan hablar, compartir sentimientos y recuerdos. Puede haber hasta choques, pero será necesario abrirse y sincerarse. El ser humano desea mover cielo y tierra para evitar lo inevitable, sin embargo, compartir esos sentimientos alivia el dolor.
Ha sido demasiado duro no haber podido ver a su mamá en sus últimos momentos ni asistir al funeral. Las ceremonias son muy importantes para el ser humano, ayudan a avanzar el proceso del corazón.
Si hay la posibilidad de pedir a un sacerdote que oficie una misa por su madre, en estos momentos de forma virtual, sea esto en Japón o desde Bolivia, sería algo muy importante para todos ustedes. Lucila podrá estar presente en este ritual para vivir juntas el dolor por la partida de la abuelita.
(*) MScs. Nélida Tanaka, psicóloga clínica radicada en Japón. Es columnista de International Press desde 1999. Escríbale a: consultas@hotmail.com
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