El 26 de enero de 2001, en la estación de Shin-Okubo, Tokio, un hombre cayó a las vías del tren. Un estudiante surcoreano de 26 años, Lee Su-hyon, saltó a los rieles para rescatar al hombre.
Otro hombre, un fotógrafo japonés, también saltó para tratar de salvar a la víctima. Por desgracia, un tren arrolló a los tres. Ninguno sobrevivió.
20 años después, el heroísmo del joven surcoreano fue recordado en un homenaje. Un grupo de personas depositaron flores en una placa que destaca el corajudo acto en la estación de tren, donde también guardaron un momento de silencio.
Lee estudiaba en una escuela de idioma japonés y aspiraba a convertirse en un puente entre Japón y su país, revela la NHK.
La madre de Lee visita la estación todos los años en el aniversario de la muerte de su hijo, pero esta vez no pudo asistir por las restricciones impuestas para frenar el coronavirus.
Sin embargo, la mujer participó en la ceremonia a través de un mensaje por video en el que dijo que ha podido superar el dolor por la pérdida de su hijo gracias al amor y apoyo que ha recibido.
El embajador de Corea del Sur en Japón, Kang Chang-il, también en un mensaje por video, expresó su esperanza de que el ejemplo de Lee, que sacrificó su vida por intentar salvar a alguien que no conocía, contribuya a mejorar las relaciones entre los dos países, según Jiji Press.
Los padres de Lee transformaron la tragedia en una generosa iniciativa para ayudar a los jóvenes extanjeros interesados en estudiar en Japón, mediante un fondo lanzado con dinero recibido por condolencias. 998 estudiantes de 18 países y territorios se han beneficiado. (International Press)
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