Si todo hubiera salido de acuerdo con lo planeado, hoy la princesa Mako sería la plebeya Mako Komuro. Estaría casada con el estudiante de Derecho Kei Komuro y ya no pertenecería a la familia imperial japonesa.
En 2017, la princesa Mako anunció su compromiso con Komuro. Su matrimonio se programó para 2018. Sin embargo, se aplazó después de que la prensa japonesa reveló que la madre de Komuro tenía problemas de dinero con su exnovio.
La expareja de la madre de Komuro le prestó dinero a la mujer para cubrir los gastos educativos de su hijo.
La boda fue pospuesta para 2020. Sin embargo, no se realizará este año (y no hay fecha a la vista).
El mes pasado, la princesa de 29 años publicó un comunicado para ratificar su firme determinación de seguir adelante con su matrimonio.
Su padre, el príncipe heredero Fumihito, hermano menor del emperador Naruhito, habló el lunes con los medios de su país y se refirió a la situación de su hija.
Fumihito, primero en la línea de sucesión al trono, declaró que aprueba el matrimonio de su hija. No obstante, como ya ha hecho antes, subrayó que Komuro y su madre deben resolver en primer lugar sus problemas de dinero.
«Quiero decir, yo apruebo que se casen. La Constitución (de Japón) dice que el matrimonio se basa únicamente en el consentimiento mutuo de ambos sexos. Si eso es lo que (ambos) realmente quieren, entonces creo que es algo que debo respetar como padre», dijo, según Kyodo.
Sin embargo, el príncipe de 55 años remarcó que Mako es consciente de que su boda aún no goza de suficiente respaldo público (lo admitió la misma princesa en el comunicado). Para ello, la resolución del problema de dinero de su prometido es esencial.
Komuro y su madre han tratado de poner fin a la disputa, admitió el príncipe, pero es necesario que sus esfuerzos sean visibles.
Mako y su prometido deben dar explicaciones públicas sobre sus planes de boda, dijo.
Komuro está estudiando en la Universidad de Fordham en Nueva York. Sus estudios culminan el próximo año. (International Press)
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