Un hombre apátrida de 52 años que vive en Japón desde 2010 podrá ahora hacer su vida en paz, sin el temor constante a ser expulsado del país.
El Tribunal Superior de Tokio determinó que la orden de deportación que recae sobre él es inválida y que Japón debe otorgarle asilo, informó Mainichi Shimbun.
El tribunal falló que la deportación no procedía porque el hombre, al ser apátrida, «era obvio que no habría tenido a dónde ir en esta Tierra».
Es la primera vez, según la defensa legal del hombre, que un tribunal en Japón invalida la deportación de una persona sin nacionalidad.
El hombre de padre armenio nació en 1967 en la República Socialista Soviética de Georgia. En 1991 Georgia se independizó y dos años después emigró a Rusia, país del cual no pudo obtener la nacionalidad.
Más adelante viajó por Europa e ingresó a Japón en 2010 con un pasaporte falsificado.
El hombre solicitó acogerse al estatus de refugiado, pero en 2011 el Ministerio de Justicia japones rechazó su solicitud y en 2012 ordenó que fuera deportado a Georgia.
El apátrida apeló contra el gobierno, pero en 2018 el Tribunal de Distrito de Tokio desestimó su demanda. Volvió a apelar y esta vez ganó.
El Tribunal Superior de Tokio hizo hincapié en que el hombre fue víctima de robo y abusos debido a políticas discriminatorias contra los armenios aplicadas por el gobierno de Georgia tras la independencia del país.
El hombre fue perseguido y debió abandonar el país. De acuerdo con el tribunal, el apátrida no puede rehacer su vida en Georgia y ningún otro país lo aceptaría, motivo por el cual no tendría lugar en el mundo al que ir. Por lo tanto, debe quedarse en Japón.
Tras conocerse el veredicto, el hombre, aliviado, dijo que su errancia de casi 30 años por numerosos países ha terminado. “Finalmente puedo pensar en mi futuro», añadió. (International Press)
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